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- 105 - nificada María? Llegado a este punto, y para completar el símbolo ternario, predica asimismo por su cuenta y riesgo el simbolismo ma– riano de la "piértega" que Moisés levantó en el desierto (47). Pero, honrado, únicamente refuerza con el testimonio ajeno "como diz la lection" lo referente a la vara de Aarón, que así lo había leído él y que lo trascribe literalmente, y no lo de la "piértega" o lo del "fust" de Moisés, que era de su propia minerva: "Es dicha vid, es uva, almendra, malgranada, Que de granos de gra9ia está toda calcada; Oliva, cedro, balssamo, palma bien aiumada, Piértega en que sovo la serpiente alzada. El fust de Moyses enna mano portava Que confondio los sabios que Faraon preciava, El que abrio los mares e depues los cerrava Si non a la Gloriosa, al non significava. Si metieremos mientes en ell otro bastan Que partio la contienda que fue por Aaron, Al non significava, como diz la lection, Si non a la Gloriosa, esto bien con razon" (C 39-41). Observemos la identidad de las expresiones: San Bernardo: Quid (portendebat) virga Aaron... nisi ipsam... ?" (48). Berceo: "Al non significava,.. si non a la Gloriosa... " (C 41cd). Alguien objetará que no puede compaginarse el hecho de que Berceo haya leído a San Bernardo con la afirmación de que la vara del Caudillo de Israel "si non a la Gloriosa, al non significava", pues sabemos que el santo ha dicho que la tal vara significa a Cristo. Respondemos que es precisamente San Bernardo quien le ha da– do el ejemplo; ya que, a pesar de haber afirmado que en la vara de Aarón está representado también Cristo, no ha dudado en escribir: "¿Qué significaba sino a la misma, a María?". Gracias a lo cual, Berceo ha podido establecer un paralelismo entre las dos varas y en la estructura de las dos estrofas. (47) Desconocemos la razón por la que SOLA LINDE (Berceo, Milagros ... , pág. 11, nota) identifica la "piértega en que sovo la serpiente alzada" con "el fust" de Moisés, si está claro que el poeta habla de dos cosas bien diferentes. Una cosa es la vara de Moisés y otra el poste o mástil en que Moisés colocó una serpiente de bronce para que los israelitas, a la vista de este simulacro, quedaran sanados de las mor– deduras de las serpientes abrasadoras, hecho que nos narra el libro de los Números en el capítulo 21. No sabemos de ningún autor anterior a Berceo que haya visto en este símbolo figurada a María, desde el momento que Cristo le da una interpretación autfotica refiriéndolo a su propia persona (Jn 3, 14). (48) ML 183, 66: "Quid (portendebat) virga Aaron florida nec humefacta nisi ipsam concipientem, quamvis virum non cognoscentem?".

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