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82 DN DÍPTICO THEOLÓGICO , FRANCISCANO (37) Concepción y el pecado original, no es otra que la relación de medio a fin; medio la permisión del pecado y fin la glorificación del Hijo y la glorificación de la Madre, anteriores por consiguiente in intentione agentis. Para que hubiera lugar a una Concepción tal, dispuso Dios la creación de Adán y que fuera éste cabeza moral de cuantos habían de descender de él menos una, una excepción gloriosa debida no a su naturaleza sino a la gracia de su Hijo y que a su vez había de ser causa de que se agraciara a todos los que pecaron en Adán. CONCLUSIÓN Apoyándome en la preexistencia, que todos los seres creados tienen en la mente divina y en qué preexisten en ella jerarqui– zados, y jerarquizados según el grado de perfección he deducido: l> En una primera parte, que quien ocupa el primer puesto es Jesucristo y Jesucristo Redentor del género humano; que El es el summum Dei opus y la razón suprema, la causa meritoria, ejemplar y final de todo cuanto existe creado; qu(il El solo ostenta la librea de fin, mientras que los demás s.eres, incluso la Virgen Santísima, ostentan la librea de medios respecto a El, que por tanto El es prior omnibus in intentione agentis; que las mismas acciones de Jesucristo, al mismo tiempo que enlazadas entre sí como partes de un todo y como medios a finés próximos, son medios para Jesucristo, para su glorificación como Redentor. II. - En una segunda parte, que a la Virgen Santísima co– rresponde el segundo puesto poi ser la Madre; tan cerca del Hijo, tan identificada a El, tan unida a El, que al mismo tiempo que para el Hijo es medio, es a su vez fin para todo ser creado, hasta para el ser-privación y el mal, participante con el Hijo de la causalidad meritoria, ejemplar y final de todos los seres. Para concluir que el Hijo y la Madre tales cuales preexisten en la mente divina son los primeros predestinados, la razón y el porqué han sido predestinados los demás seres. A fin de que hubiera un Redentor y para su mayor gloria, fué permitido el pecado original y para que hubiera una Inmaculada Concepción, dispuso Dios que Adán fuera cabeza moral de los que habían de descender de él via generationis, a fin de que hubiera una sola excepción.

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