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El; · q,u~ El es su ,fin prop:rio. y, que tódó, cñant(5,i ha cread:6 1 est6. ot-dEl~do 1 a, ~' fln supremo; su gl-0:ria, Egto Mtá por mto :f'lwrai de. euestiótk Sej. trata pU:és de sabér, si erttrá l~s cosas creadas qué ean~ la gloria, de. Dios, existe u:na Jerarquía y c,uál es. esa• jetai,quíu,. és· deci-í\ si existe orden y cuál es ese ordén. iEs, el hor.nbttf o es Jesucristo el que va a la cabeza dé esos serás ctre~dos; én ·el qüt todos ésta.ti recapituiados, como diría el Apóstol? •PaI'a :r.es ¡fonder acertadamente a esta. pregunta., es necesario rmgntar,se hásta la mismá esenciá, divina, al mismo acto croo.. dor., de Díos, es decir~ a la pt@existencia de todas las ~osas én 13· mente .divina Mmo en su- causa primera (11); Esta pteéxisteooiáí de las cosas en la mente divina nos dará resuelto el problema, nos dirá que es Jesucristo, el más perfecto de los seres creados, el que o~upa e1 primero del puestos. Me permito recordar una trilogía, que nadie puede poner en duda. Es la siguiente.· El prirn~r miembro de esta trUogía suena así: todo cuanto existe, preexiste en la mente -divina y no de up.a men:(;lra cualquiera, sino como en su causa primera eficiente~ Los sel':08 creados existen, p9rque preexisten en la mente divina.. Segunqo · mi~mbro ; todo cuanto preexiste en la mente divina;. preexiste . ordenado y ordenado perfectísimamente. Existe por tijnto. 'una jerarquia. Nada hay en ella de inordenado, nada de desconectado, nadie que forme cuerpo aparté e independiente; hasta el ser privación, el mal y- el pecado, todo subordinado. Miembro tercero: la perfección de los seres es la razón y base de la jerarquía. La razón del mal es siempre el bien, la razón de lo imperfecto es lo perfecto y la razón del mal, de lo imperfecto y de lo _perfecto el perfectísimo. que da a Dios una gloria infi– nita. Nadie puede poner en duda esta trilogía, impuesta por la perfección infinita de la esencia divina y que ha pasado a ser un axioma filosófico-teológico. Quien quisiera hallar bases filosófi.. co-,teológicas para esta trilogía, las hallará inumerables en los teológos, por ejemplo en Santo Tomás (12). (11) ·Como es sabido, la preexistencia de. las cosas en la mente divina come. e~ 2iil causa, nó es un acto de sola inteligencia. Entra la voluntad creadora Y, según él sentir franciscano, es más el amor que conoce, que la inteligencia que ama. Los• teólogos le llaman decreto, muy impropriamente· a mi modo de ver las cosas. (12) He aqui unos cuantos textos: Semper enim imperfectum est propter per– fectum (c:f. S. THOMAS, Summa Theol; I, q. 105, a. 5); lllud quod est primum in ali-. quo genere, est causa omnium quae BU'lit post (cf, ibid. III, q. 56, a. lh Semper

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