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Ansorena, José Luis Otro tanto debemos decir de 1/lunabarra, melodía suiza , armonizada por Raimundo Sa– rriegui. En ocasiones se atribuye su armonización a Eduardo Mocoroa, pero es un error que arranca del Tríptico del músico tolosano: Egunsentia, 11/unabarra, Ala obia, que no tiene nada que ver con la partitura de Sarriegui. El Orfeón Donostiarra el 20 de enero de 1914 interpre– tó 11/unabarra, como homenaje a su autor, tras descubrir la lápida dedicada a Raimundo Sa– rriegui en la fachada de su vivienda, en el nº 38 de la entonces calle Puyuelo, hoy Fermín Cal– betón. Charmangarria cera, melodía recogida por José Antonio Santesteban en Aires Vascon– gados, fue tal vez la primera partitura folklorica vasca, que gozó de un gran aprecio en ver– sión coral de autor desconocido, que pudo ser Juan Carlos Gortazar o cualquiera de los Santesteban, padre o hijo. Tras la popularización del Gernikako arbola, ésta melodía se convirtió en canción obli– gada de fin de concierto, frecuentemente a solicitud del auditorio presente. Aunque inicialmente se cantaba unisonalmente, pronto aparecieron versiones corales de distintos autores. Siempre con manifestaciones emotivas de entusiasmo patriótico. Muy interpretada por los primeros orfeones fue Ume eder bat, ordinariamente atribuída a José Juan Santesteban. Pero debemos decir que es una partitura, tanto en su melodía, como en su armonización, sometida a un cúmulo de errores. Con el título de Nere maitiarent– zat o Ume eder bat existen dos melodías diferentes. En las dos el texto es el mismo y es ori– ginal de José Mª lparragirre. La melodía más popularizada también es de lparragirre. La otra, algo más delicada, es de José Juan Santesteban. Pero es la primera la que se interpretaba en la década de 1880 y se sigue interpretando en nuestros días con una armonización de na– turaleza pianística para solo de barítono y cuatro voces graves. Esto nos lleva a tener pre– sente la versión de esta melodía, que José Antonio Santesteban incrustó en su ópera Pudente (1879), en el Andante del nº 3. En nuestra opinión la popular partitura coral procede de ahí y puede ser una adaptación del mismo José Antonio, de su padre José Juan o de cualquier otro arreglista. La casa editora Santesteban la publicó años más tarde con texto en castella– no A ella - Vi una rubia de cara angélica, poniendo como autor a J. J. Santesteban. Pero cre– emos que no constituye una autoridad definitiva. Todo sigue siendo incierto e inseguro. Conocida es también la programación por la década de 1880 del popular Boga, boga. Pero no consta su autoría. El P. Donostia recogió de Amantzi Urriolabeitia la melodía Barkora, mariñelak, que es in– dudablemente la base del popular Boga, boga. 98 "Esta melodía se cantaba en Lequeitio, en la escuela de párvulos de D. José Etxebe– rria, hasta el año 1887, año en que dejé de asistir a este Centro docente... Creo que el Boga, boga ha sido una adaptación orfeónica..., relativamente moderna, y de arreglo donostiarra. Fundamento mi creencia en que su letra, suponiendo fuese origi– nal ondarresa, fue luego guipuzcoanizada...Mi padre, que era ondarrés, ...hacia 1870 tomó parte en un orfeón, que se formó en Ondarroa y no le oímos nunca jamás decir que canta– sen el Boga, boga"20. 20. DONOSTIA, P. Cancionero Vasco, Eusko lkaskunza, San Sebastián, 1994, nº 257. Musiker. 12, 2000, 77-99
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