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Repertorio inicial de nuestros orfeones y sociedades corales En principio concluímos que, tras contemplar el tipo de repertorio que empleaban nues– tros grupos vocales, en la primera mitad del siglo XIX no existía en el País Vasco el empeño de extender la modalidad de obras corales a cape/la, tal como era el ideal del orfeonismo. La primera noticia de este género data de 1852. A partir de este año comienzan a constatarse títulos de partituras a cape/la, aunque predominan las de género religioso. Se crea la necesidad de recopilar partituras de música profana para los orfeones, ya existentes. Peña y Goñi afirmaba que el Orfeón Easonense, nacido en San Sebastián en 1865, a los pocos años tenía en su repertorio más de noventa coros traducidos al bascuence y al caste– llano, del italiano, sueco, alemán y francés 18. Fue sin duda la solución inmediata. Pero inte– resaba poder cantar las melodías populares vascas en versiones orfeonísticas. Esta inquietud fue recogida por los organizadores de las Fiestas Euskaras. De ellos hay constancia por lo menos desde 1888 de que premiaban "a/ autor del mejor coro á cuatro vo– ces de hombre, que se distinga por su originalidad y acentuado carácter euskaro". Sin embargo en el concurso de obras para Orfeón, organizado en Bilbao en 1892 figu– raba la siguiente base: "Los compositores deberán tener presente al escribirlas el objeto á que se destina la composición, que, como queda dicho, servirá para el concurso de honor internacional de orfeones, y por consiguiente ha de dar lugar su interpretación á que se aquilaten las dis– tintas facultades de una masa coral, siendo requisito indispensable que en la composición haya un trozo que se ejecutará á boca cerrada"19. No deja de ser llamativo cómo las obras obligadas de los Concursos de grandes Orfeo– nes eran también traducidas al euskera o castellano e interpretadas así en las jornadas de los Concursos, incluso estando presente el compositor, como miembro del jurado. Conocemos editadas en castellano algunas de las partituras, que se interpretaban: En el bosque, coro alemán de F. Kücken. El adiós del recluta, coro francés de Laurent de Rillé, El carnaval de Roma, coro francés de Ambroise Thomas... Pero no conocemos ninguna parti– tura editada en euskera, de las muchas que se interpretaban en este idioma. ¿ Y qué fue de aquel fondo de más de noventa coros traducidos al bascuence y alcas– tel/ano, del italiano, sueco, alemán y francés? La partitura que actualmente se programa con el título Arrantzaleak itsasora o ltsasoko Errege con el subtítulo de Coros suecos o Melodía finlandesa, según la revista Euskal-Erria, era de Sffmamm y estaba euskerizada por Pepe Artola. La obra de Hilarión Eslava El Amanecer, la primera de autor vasco para orfeón, editada por Andrés Vidal en la Biblioteca popular de los Orfeones y Sociedades de España (Barce– lona), fue euskerizada por Felipe Arrese y Beitia. No hay duda de que Goizeko izarra, armonización atribuída por unos a José Juan Santes– teban y por otros aJuan Carlos Gortazar, procede de este tiempo y que su melodía original, Ver– tes montagnes, fue escrita por el compositor francés F. Masini con el título de Le départ. 18. IBIDEM, pág.186. 19. IBIDEM, pág.192. Musiker. 12, 2000, 77-99 97

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