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Ansorena, José Luis Gracias a la revista EUSKALERRIA, años 1885 y siguientes, podemos conocer las tenta– tivas de orfeonismo que en San Sebastián tuvieron lugar desde 1882 con aquella Sociedad Coral de San Sebastián, dirigida por Angel Sainz y domiciliada en la Plaza de Lasala. Tuvo una serie de años, en los que se limitó a intervenciones en la ciudad con obras, como Charman– garria zera, lnchauspeko alaba, Ume eder bat, Hernaniri, Nere andrea... Pero también inter– pretó partituras de autores extranjeros, como Coro de guerreros de la ópera Fausto (Gounod), El Rhin (Kücken), Los conjurados (Meyerbeer), La orgía (Rossini), La Mascarita (Llanos) ... En 1889 intervino en el Concurso de Orfeones de Pau, donde además de las obras de Gounod y Meyerbeer, interpretó el Coro de esclavos (Saintis), obteniendo un triunfo rotundo. Su trayectoria posterior se vuelve más imprecisa y sin historia. Pero no hay que olvidar que, cuando ya la Sociedad Coral apenas tenía vida, 20 de sus hombres, dirigidos por Nor– berto Luzuriaga, se desplazaron a las Fiestas Euskaras de Mondragón, junio de 1896, donde interpretaron obras vascas ante un público heterogéneo, en el que se encontraban diputados provinciales. Ellos impulsaron la conversión de aquel válido grupo de cantores en una enti– dad oficialmente constituída. Ya tenemos la imagen histórica de la fundación de la nueva agrupación coral. Se oficializó el 20 de enero de 1897, adoptando el nombre de Orfeón Donostiarra. La dirección de Norberto Luzuriaga no consiguió dar a la nueva agrupación musical una vida de interés público Cesó en 1901 y fue sustituído por Miguel Oñate, que a su vez dimi– tió en mayo de 1902. En estos cinco años de existencia del Orfeón Donostiarra bajo la dirección de Norberto Luzuriaga y Miguel Oñate limitó su repertorio musical a las siguientes obras: Jota navarra (A Brull), Gloria a España (Clavé), Coro de soldados de Fausto (Ch. Gou– nod), Ecos de fa vida (Llorente), Coro de conjurados (Meyerbeer), ¡Oh, Pepita! (Muller), Lar– taun, Erromara, lcíar (las tres de M. Oñate), Boga, boga (Popular), Mariya (Santesteban), El belio Danubio azul (J. Strauss), El vapor (A Thomas), Vais burfesco(Tolosa), Laurak bat (C. Zabala), Kantaritaide donostiarrari (C. Zabala), Coros de Chantan Piperri (B. Zapirain). El 21 de junio de 1902 fue nombrado director del Orfeón Donostiarra el que era chantre de la parroquia de San Vicente, Secundino Esnaola Berrondo (Zumarraga 1878-1929). Hizo su presentación como director el 1 de setiembre de 1902 en un concierto, que programó: Las tres (Retana), Minueto (Boccherini), Aires vascos (Retana), Oh, Pepita (Muller), Fe y Espe– ranza (Dard Janin) Secundino Esnaola dio estabilidad al Orfeón Donostiarra y atrajo un gran número de nue– vos cantores. Se trataba de preparar un nutrido Orfeón, para presentarse al Concurso de Ro– yan (Francia). Tuvo lugar el 5 y 6 de julio de 1903 con un rotundo éxito, que supuso el inicio de una triunfal carrera. Las obras interpretadas en esta ocasión fueron: Los hebreos cautivos (Paillard), Escenas tártaras (L.de Rillé), Apres fa Moisson (Dubois). Quedó comprobado una vez más que los concursos, supuesto el triunfo, eran el motor más potente para revitalizar a los Orfeones. En esta ocasión el Orfeón Donostiarra ahuyentó de su historia las anteriores etapas de incertidumbre, apatía y ostracismo entre su propio pueblo. El siguiente Concurso tuvo lugar en setiembre de 1904 en el mismo San Sebastián, donde nuevamente el Orfeón Donostiarra triunfó, interpretando Los Tziganes y La Salida de los Após- 94 Musiker. 12, 2000, 77-99
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