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Ansorena, José Luis BILBAO. Seguían existiendo en esta capital grupos de aficionados, que por los años 1884 y 1885 intervenían en iglesias o en locales civiles, interpretando motetes o canciones de la tierra. En 1886 la inquietud de los prohombres de la cultura musical en Bilbao, Cleto Alaña y Juan Carlos Gortazar, consigue reunir una masa de 80 cantores. Se conoce el anuncio de que el Ayuntamiento de Durango convoca un concurso de orfeones con motivo de las Fiestas Eus– karas, que iban a celebrarse en aquella localidad en honor del ilustre euskerólogo Pablo Pe– dro de Astarloa. La inscripción en este concurso fue el motor que a todos ilusionó, para ini– ciar los ensayos con seriedad, bajo la dirección de Cielo Zabala (Bilbao 1847-1912) y con el nombre de Orfeón Bilbaíno. El 25 de julio de 1886 tuvo lugar el concurso, en el que resultaron vencedores absolutos, interpretando: El regreso de los guerreros (Charles Gounod) Aria da chiesa (Alessandro Stradella) Bebamos, bebamos (G A. Rossini) Euskaldun jaio giñan (Cielo Zabala) El optimismo generado por el triunfo exigió una mayor organización interna. Lo que na– ció como Orfeón Bilbaíno, pasó a ser la Sociedad Coral de Bilbao. El 30 de agosto del mismo año nueva participación en el Concurso de Orfeones de San Sebastián. Nuevo triunfo con obras interpretadas en el Concurso de Durango, además de En las ondas (F. Kücken). Al margen de concursos la Sociedad Coral estrenó en 1886 el Coro del rataplán, de Los Hugonotes (Meyerbeer) y Los conjurados del mismo autor. Los años 1887 y 1888 sirvieron a la Sociedad Coral de Bilbao para participar en los concursos de Madrid y Barcelona respectivamente. En Madrid se interpretó como obliga– da La Mascarita (Llanos) y como obra de libre elección El regreso de peregrinos, de Tann– haüser (Wagner). Y en Barcelona El Tyrol (Ambroise Thomas) y La Primavera (C. Martínez lmbert). También en 1888 participó la Sociedad Coral en el concurso organizado en las Fiestas Euskaras de Gernika. Nuevo triunfo con la interpretación de El regreso a la patria (Jesús Mo– nasterio) y Euskaldun jaio giñen (Cleto Zabala). Se añadieron al repertorio En el bosque (F. Kücken), La hora del crepúsculo (Francisco Vida!), El bello Danubio azul (Johann Strauss), la barcarola En la playa (Aureliano Valle) y Rondalla (Cleto Zabala). Se inició y amplió el repertorio euskaro con Charmangarria cera (Anónimo), el zortziko ABilbao (Avelino Aguirre), Ume eder bat (José Juan Santesteban), Ger– nikako arbola (Cleto Zabala). Por estos años Cielo Zabala introduce no sin recelo en sus programas obras religiosas, para ser interpretadas en teatros: Christus factus est (Palestrina) y Stabat Mater (Nicolás Le– desma), Miserere (Gregario Allegri), Misa de Santa Cecilia (Charles Gounod). En estos mismos años se iniciaron los conciertos dedicados a los socios y las actua– ciones de carácter benéfico. Para estas intervenciones se programaron La retreta (Laurent de Rillé) y El regreso de los Peregrinos (R. Wagner). Hagamos notar que programar a Wagner era la gran novedad en aquellos años. 88 Musiker. 12, 2000, 77-99
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