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NUEVA DISCIPLINA SOBRE EL AYU_NO EUCARISTICO a la mesa eucarística, pueden, con el prudente consejo del confesor, y por el tie~ipo que dure tal estado de necesidad, tomar alguna cosa a modo de bebida, exduiídas las alcohólicas, pero ,deben abstenerse por espacio al me- . nos de una hora antes de la sagrada comunión. VI. Si las circunstancias necesariamente lo exigen, concedemos a los Or,dinarios de ·lugar que ¡permitan la celebración de la santa misa en horas de la tarde-con tal que, sin embargo, no comience antes de las cuatro– en fiestas de precepto, no e.x,cluíidas tas su.primidas, en primeros vie!t'ne~ de mes y en otras solemnidades que se celebren con gran concurso de pueblo; también, además de estos d!ías, una vez por semana; el sacerdote debe ob– servar ayuno de tres horas en cuanto a alimento sólido y bebidas alcohó– licas, y de una hora en cuanto a otras bebidas no alcohólicas. Durante estas misas podrán los fieles ,recibir la. sagrada comunión con tal que, mantenido lo dispuesto en el canon 857, hayan obse·rvado el ayuno como está prescrito para el celebrante. En cuanto a las tierras de misión, habida cuenta de sus particulares condiciones, debido a las cuales sólo de tarde en tarde pueden los sacerdotes visitar los poblados lejanos, concedemos a los Ordinarios de lugar que puedan conceder a los misioneros esta facufü:ad para todos los días de 1'a semana. Los Ordinarios de lugar deben, sin embargo, vigilar atentamente para que sea impedida cualquier interpretación que ampfie las facu1tades conce– didas y sea evitado cualiquier abuso o irreverencia. Nos concedemos estas facu1litadeis reclamadas ,hoy por las condiciones de personas, de lugar y de tiempo, pero deseamos confirmar toda la importancia, el valor y la efica– cia del ayuno eucarístico para aquellos que reciben al Divino Redentor es– condido bajo las especies. Además, siémpre que el cansancio físico queda disminuído, debe el espíritu suplirlo con los medios que estén a su alcance, ya con la penitencia interna, ya de otro modo, según la práctica tradicional de la Iglesia, que\ cuando mitiga el ayuno, suele prescribir otras obra.si piadosas. Por esto quienes puedan disfrutar de las facultades concedidas deberán elevar al cielo más ardientes plegarias para adorar y dar gracias a Dios y, sobre ,todo, ipara obtene'r el perdón de sus pecados y· alcanzar nuevos auxi– lios del cielo: Pensando que J esuicristo instituyió la Eucaristía como "re– cuerdo perenne de su Pasión" (Santo Tomás, opúsculo LVII, Oficio de la F iesfa del Corpus Clhristi, liecc. IV. "Obras Completas.,, Roma, I 5 70, vo– lumen XVII), déspierten en sus ahnas aquellos sentimientos de humildad eristiana y de cristiana penitencia que la meditación de los sufrimientos y -9-

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