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FIDEL DE PAMPLONA En estos últimos tiem¡pos las peticiones de los Obispos se han hecho más, frecuente 1 s e instantes, y más amplias han sido las facultades concedidas, especialmente con ocasión de la guerra. Esto muestra claramente que hay causas ,nuevas, graves, continuas y bastante generates, las cuales, e'n múlti– ples circunstancias, ihacen por demás difkil a los sacerdotes el celebrar y a los fieles et comu~gar en ayunas.. Para solucionar, pUie 1 s, estos graves inconvenientes y dificultades y para .· ·eliminar la diversidad nacida en la práictica por la variedad de los indultos, -creemos necesario mitigar la disciplina del ayuno eucarístico y regularla de manera que todos estén en condiciones de acomodarse' a tal ley lo más am– pliamente posible · y en la medida adwptada a las particulares condiciones de tiem¡pos, de lugares y de personas. Con e'stas disposiciones esperamos contribuir no poco al incremento. de la piedad eutarística y de mover y animar eficazmente a todos a participar en la mesa de los ángeles : todo lo cual, seguramente, aumentará la gloria de Dios y la santidad del Cuerpo Místico de Jesucristo. Por tanto, con nuestra autoridad apostólica, establecemos y decretamos lo siguiente : l. Quienes no se encuentren en las partimlares condicione's que indi– caremos a continuación deben continuar observando el ayuno eucadstico desde la media nocli.e. Damos, no obstante, como norma general, v~lida de ahora en adelante para sacerdotes y fieles, que el agua natural no quebranta el ayuno eucarístico. II. Los en.fermos, aunque' no guarden cama, pueden tomar, con el prudente consejo del confesor, alguna cosa a modo de bebida o de verda– dera medicina, exduídas las bebida~ allcohólicas. La misma facultad se con-· cede a los sacert:lote·s enfermos q1.1ie celebren la santa misa. III. Los sacerdotes que celeibran en hora tardía o después de grave trabajo del sagrado ministerio o después de largo camino, pueden tomar aliguna cosa a modo de bebida, excluídas las alcohólicas; no obstante,, deben abstenerse de hacerlo al menos por espacio de una hora antes de la cele– :bración de la misa. IV. Los sacerdotes que binan o teman puedcti tomar incluso en la pr1mera y segunda misa las abluciones, que, sin embargo, verificarán no con vino, sino con sólo agua. V. Igualmente, los fieles, aun los no ertfermos, a los cuales sea im– posible, por grave dificulltad--esto es, por trabajo debilitador, por razón de la hora tardía en la cual únicamente puedan acercarse a la com1.1inión, o porque hayan debido hacer Ul11 largo camino-, acercarse en com¡pleto ayuno - 8 ·-

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