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NUEVA DISCIPLINA SOBRE EL AYUNO EUCARISTICO noche:, y por esto pueiden a veces encontrarse en la necesidad de tomar ali– mento para .sostener sus fuerzas; y de este modo se encuentran impedidos de recibir en ayU1nas la sagrada comunión. Sucede iguallmente con frecue'ncia que las madres de familia no pueden acercarse a la mesa euJcarís:tica antes de haber atendido los quehaceres do– mésHcos, que fre1cuente'mente exigen muchas ihoras de trabajo. Hay mucihos alumnos de es 1 cuefas que desean responder a la invitación divina: "Dejad que los 111.ños se ace11quen a mí" (Marc. IO, 14), pox,que con.fían que AqueT que "se: alimenta entre lirios" CCant. 2, 10; 6, 2) gU1ar– dará el ,candor de sus almas y la integridad_ de sus costumbres contra las seducciones de la edad juvenil y las insidias del mundo. Pero a veces les resulta muy dificil comulgar en la igllesia antes de ir a fa escuela y volver a casa para tomar el a]imento necesario. Debe observarse tamlbién que hoy los fieles se trasladan en gran núme– :r:o ,en lias horas de la ta:l'de de un lu:gair á otro, para tomar p<l!rte en manifes1. taciones religiosas o de caráicter social. Así que, también en estas ocasiones se les permitiera celebrar er miste'rio eucarístico, que es fuente viva de gra– cia divina y qU1e inflama las voluntades animándolas a la adquisición de la virtud, no hay duda de que los fiel,es oiotendrían la .fuerza necesaria para sentir y obrar plenamente como cristianos y también .para obede,cer a las leyes justas. · A estas consideraciones de carácter particular parece oportuno añadir otras de orden genera~, esto es 1 : que, no obstante los progresos de: la mecfi– cina y de ira higiene, que en nuestros tiempos han contribu~do mudho a ta disminución de la mortalidad, sobre todo infantil, sin embargo, las pre'sen– tes condiciones de vida y el malestar derivado de las guerras :ferribles de este siglo han debilitado no poco la contribución fisica y·. ta salud de los hombres. Por e·stas razones, y especialmente con objeto de fac.ilitar el incremento de la renov8Jda pieda,d eucarística, muchos Obispos de diversas naciones pi– dieron oficialmente que la ley del ayuno foese mitigada algún tanto; y esta Sede Apostólica ha dado benévolamente facultad y dispensa a algunos sacer– dotes y fieles. Con respecto a tafes concesiones, nos agrada re1cordar el decreto "Post Editum", emanado de ra Sagrada Congregación del Conci– lio con felcha 7 de diciembre de 1906, a favor de los enfet1mos ("A9ta S. Se– <lis", 39, pp. 603 ss.); y ¡para los sacerdotes, la carta dirigida por la Su– prema Sagrada Congregación del Santo Oficio a los Ordinarios de lugar el 22de mayo de 1923 ("AICta A1p. Sedis", XV, pp. 151 ss.).

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