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FRAY CRISPÍN DE Rrnzu Obispo de Bayona. Aun no se sabía entonces dónde se edificaría el proyec– tado convento. ¡Qué decepción la mía! Sin embargo permanecí allí 18 meses. Entre tanto los carlistas comenzaron a agitarse, para promover una con– trarrevolución. El cónsul español de Bayona me envió a decir que me reti– rara al interior de Francia, al menos a la altura de Burdeos, de lo contrario vendrían las amenazas. Un mes pasé en Burdeos, y nuevamente hice diligencias para ser admi– tido una vez más en Bélgica. El M. R. P. Pedro de Hooge, que entonces era Vicario Provincial 1 tuvo la bondad de recibirme. Vedme, pues, por tercera vez en este país; después de residir algún tiempo en el convento de Haze– brouk, pasé al de Enghien 20 • ¿Será este el último de los viajes que yo he hecho por tierra y por mar? Así lo espero. ¿Ahora viviré tranquilamente en esta querída Bélgica? ¡Pero no! Oigo una voz que me dice: «¡Hay que peregrinar todavía! ¡Hay que partir hasta los confines de Francia, al lugar donde fui encerrado en la cárcel... ! En 1863 recibí la obediencia de nuestro Rmo. P. General para dirigir– me como Guardián al convento de Bayona. En 1868 el mismo P. General, Nicolás de San Juan, me envió al convento del Pardo, cerca de Madrid, donde se habían reunido algunos Padres y Hermanos. Estábamos muy bien. El Guardián era el R. P. Serafín de Los Arcos, y yo ejercía el cargo de Vica– rio y maestro de novicios, teníamos una quincena y muchos postulantes 21 • Me consideraba más feliz que nunca, y esperaba poder pasar los últimos días de mi ancianidad en España. Pero ¡ay! era preciso emprender un largo viaje! Al fin de un mes de residencia en el convento del Pardo, estalló nueva~ mente la revolución en Madrid; creo que era el 28 de septiembre de 1868 22 • Todo se había perdido para los religiosos que se habían instalado en el -con– vento; er_a preciso abandonarlo y dejar España, si se deseaba vivir como religioso y conservar el hábito. Yo opté por esto último. Apoyado en la obediencia de nuestro Rmo. P. General, recibida en el convento de París, volví por cuarta vez a Bélgica, a los caritativos PP. Capu– chinos de esta provincia. El M. R. P. Provincial, Fr. Celestino tuvo la ama– bilidad y caridad de recibirme. ¡Que Dios sea bendito!» * * * 20 El P. Guillermo abandonó Hazebrouk por Enghien el 12 de julio de 1855. :Zl El P. serafín de Los A.reos (Manuel Antonio Ichaso) Ingresó en Cintruénigo el 11 de-·enero de 1832. En 1876 estaba en la Habana. NT. 22 La revolución tramada por Serrano, Prin y Topete, que desterró a Isabel II. 624 [14)

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