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122 CLAUDIO ZUDAIRE HUARTE marginado respecto de esta vía de comunicación. El listado comprende: Acosta, Amézaga de Zuya, Apé– rregui, Berrícano, Buruaga, Cestafe, Domaiquia, Echaguen de C., Erive, Gopegui, Guillema, Jugo, Letona, Luquiano, Manurga, Marquina de Z, Mur– guía, Múrua, Olano, Ondátegui, Sarria, Vitoriano, Záitegui y Zárate. Al centenar de pobladores no lle– gan Acosta, Buruaga, Cestafe, Erive, Guillema, Jugo, Záitegui y Zárate. Murguía destaca un poco con casi 400 moradores. Vitoriano ronda los dos cientos, y el resto se cuadra entre esta cifra y el centenar. El total de matrimonios celebrados numera 1283; y en 55 parejas los novios eran parientes: 3 en 3º (T.S.), 14 en 4º (P.H.), 4 en 5º (t.s.), y 34 en 6º (P.S.), es decir el 4.29 % estaban emparentados, 0.23% de T.S., 1.09% de P.H., 0.31% de t.s. y 2.65% de P.S. Casi 2/3 del total de consanguíneos lo fueron en 6º; le sigue en importancia por su cuota el 4º, siendo esca– sos los otros dos; es destacable este detalle por su influjo en la homocigosis. No encontramos registros en Erive (muy pequeño) y Múrua. En el punto más elevado de densidad consanguínea se colocan Apé– rregui (16.67%), Luquiano (15.38%), Amézaga (12.77%) y Zárate (11.11 %); por debajo, pero aún altos, Marquina (9.52%) y Jugo (8.00%); por encima del dato medio de la zona se sitúan Domaiquia (5.41 %), Záitegui (5.00%), Acosta (4.55%) y Cestafe (4.35%); inferiores a la media, Gopegui (2.17%), Sarria (1.96%) y Ondátegui (1.92%). Llama la aten– ción que en este distrito, las parroquias responsables de las mayores cuotas no son las pequeñas, como fre– cuentemente acontece. T VII. El sesgo que toma esta costumbre de maridar entre parientes, se patentiza en el hecho de que más de la mitad se verificaron en la primera fase (1918- 35); solo 13 parejas en la última (1949-66). Las tres de T.S. antes del año 35. Ambas épocas coinciden en presentar siete fechas en que no se censa ninguna dis– pensa, mientras que en otras cinco de la primera, las cifras se elevan mucho, dando un porcentaje absolu– to de 6.47%, reducido a 2.52% en la final. La dismi– nución es firme, y particularmente en los P.H. que ter– minan el año 51; es curioso que inscriban 4 bodas entre los años 39 y 45. El predominio del 6º es fran– co en todos los años, pero es total desde el año 51, pues desde tal fecha es la única modalidad que se pro– longa hasta el final. Veamos el comportamiento de las poblaciones con mayor cuota: Amézaga terminó para el 50; Apérregui un año antes; Luquiano para el 42, menos uno que apareció el 61; Murguía se asemeja en su evolución, con uno el 63; Zárate dató sus dos registros para el 30. Manurga los dispersa; Acosta los presenta en la primera mitad. Los demás se producen con carácter esporádico. La costumbre no era menor en los siete años precedentes al 18, de acuerdo con los 9 registros anotados. T VIII. ARCIPRESTAZGO DE ARCENIEGA La mayor parte de las poblaciones que lo compo– nen se ubican al oeste del río Izalde y de la Provincia, relativamente próximas a la carretera que se dirige a Valmaseda, en zona no muy alterada por altozanos, lindando con Vizcaya y Burgos. Lo constituyen Añes (An. Lejarzo), Arceniega, Beótegui, Erbi (An. Lujo), Llanteno, Menagaray, Oquendo, Quejana, Retes de Llanteno, Retes de Tudela, Santa Coloma (An. Cam– pijo), Soja, Sojoguti y Zuaza. Arceniega alcanza el millar de vecinos, Llanteno, Oquendo y Zuaza sobre– pasan ligeramente los 300, quedando Añes, Retes de T. y Sojoguti con el menor vecindario. Se registraron 1298 enlaces, de los cuales 43 se verificaron entre parientes. Y las parejas eran 5 de T.S.; 24 de P.H.; 2 de t.s.; 12 de P.S. En esta area la costumbre de matri– moniar los familiares es completamente distinta a la global de la Provincia: los P.H. suman más que todos los otros grados; diametralmente opuesta, por ejem– plo, a lo observado en el arciprestazgo de Cigoitia. La contribución de los T.S. es la mayor de todos los arci– prestazgos. Las frecuencias muestran estos valores: 3.31%, global, separado en 0.39% de T.S., 1.85% de P.H., 0.15% de t.s. y 0.92% de P.S. Dos parroquias, Añes y Llanteno, no han admitido ninguna dispensa. Erbi (11.11%) y Beótegui (10.52%) alcanzan cotas un tanto altas, pero no insistimos por el exiguo número de bodas; Retes de Llanteno (11.11%) llega a la misma proporción; Sojoguti (9.09%) (pocas bodas) y Quejana también se encaraman un poco. Solo Arce– niega( 1.06%) y Menagaray (1.47%) quedan muy por debajo de la media del distrito; Zuaza un poco menos, y todos los demás la superan; haciendo caso omiso de los cuatro poblados que o no tienen ningún caso o su porcentaje es escaso, la zona superaría el 5% en su conjunto. Sorprende un poco Oquendo por su núme– ro de matrimonios y por su frecuencia. T IX. El decrecimiento es manifiesto en la fase postrera (1949-66); en la inicial (1918-35) se datan 23 regis– tros, en la otra sólo 10. En el período inmediatamen– te posterior a la guerra todavía no se aprecia un decli– ve decidido; este se declara a partir de la década de los 50, pues en 18 años, 11 son en blanco. La fre– cuencia en la primera parte ascendía a 5.18 %, y en la última queda en 1.86%. Puntualicemos la contribu– ción de las parroquias al notable decrecimiento: Oquendo tendió a subir; Arceniega distribuye por igual sus cuatro enlaces; Retes de Llanteno, aun con– serva tres diligencias para la década del 40; Quejana, dos al principio y otro en el 48; Zuaza, los tres al comienzo; Sajo tiene uno al principio, y otro el 43; todos los demás anotan su escasa aportación, en los primeros años. La densidad consanguínea no era menor en el septenio precedente a nuestro estudio, como lo indican los 14 registros anotados. T X.

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