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CONSANGUINIDAD EN ALAVA Y SU CAPITAL VITORIA DE 1918 A 1966 117 población es también escasa. Apenas alcanza el cen– tenar Elguea; lo sobrepasan ligeramente Arróyabe, Marieta, Mendíjur y Nanclares; Landa se aproxima a los doscientos y Ozaeta los superaba; el resto no con– taba un centenar. Hase de advertir que a medida que desciende el vecindario, cae rápidamente la nupciali– dad, en correlación claramente negativa. El total de matrimonios contabilizados es de 688, y 18 entre parientes. No hay ninguno de 3º (T.S.), 11 son de P.H., 1 de t.s. y 6 de P.S. Muy notable el predominio de 4º sobre todos los demás. En términos de frecuencias el valor absoluto es de 2.62%, siendo 1.60% el de los P.H. (4º), 0.15 % el de t.s. (5º) y 0.87 el de P.S. (6º), cifras más bien bajas, si bien es de destacar la inci– dencia del 4º. Se aleja rotundamente de la distribución de la Provincia. Apréciase la ausencia de dispensas de parentesco en Amárita, Elguea, Guevara, Mendíjur, Ozaeta y Ullíbarri. Llama la atención el alto porcen– taje en Landa, que no se incluye entre los menores de la zona; el de Garayo, muy alto, puede excusarse por su pequeño tamaño. Estas dos poblaciones adicionan más de la mitad de los expedientes de toda el area. Quizá su geografía tenga mucho que explicar. T III. El desarrollo vertical, en el tiempo, tiene su origi– nalidad. Para el año 1935, se han producido 10 de los enlaces emparentados; siguen nueve años de ninguna adición, terminándose con el tema desde el año 58. No es de extrañar, por tanto, la difusa e irregular dis– tribución. Arróyabe anota sus dos casos en época tar– día (47 y 56), Garayo tres al comienzo, y uno el año 50, Landa la mayor parte al final de los cuarenta y siguiente, Maturana, Mendívil y Nanclares, al comienzo del período. A estos habría que añadir, un registro en Azua y dos en Zuazo de Gamboa, no incluidos, por carecer de los datos comparativos, pese a múltiples diligencias. Solo un caso de doble paren– tesco doble en 6º en Arróyabe (1945). T IV. ARCIPRESTAZGO DE MAESTU Se sitúa esta demarcación a ambos lados de la carretera que comunica Vitoria y Estella en la ascen– sión al puerto de Azáceta, si bien la mayoría de los poblados no ligan inmediatamente con ella; carreteras secundarias o comarcales los comunican. El carácter montuoso se da por indiscutible. Abarca el area los siguientes: Alda, Alecha, Apellániz, Arenaza, Arlu– cea, Atauri, Azáceta, Cicujano, Contrasta, Corres, Leorza, Maestu, Marquínez, Musitu, Róitegui, San Vicente Arana, Ullíbarri Arana, Urarte y Vírgala (An. Menor). Hay siete entidades que no alcanzan el cen– tenar de habitantes, Alecha, Arenaza, Cicujano, Leor– za, Musitu, Róitegui y Sabando. Maestu es la mayor con medio millar, el resto se mueve entre un centenar largo y dos y medio. Los matrimonios verificados contabilizan 1051, de los cuales 77 lo fueron entre parientes, repartidos en 2 de T.S. (3º), 23 de P.H. (4º), 9 de t.s. (5º) y 43 de P.S. (6º). Presenta el tipo general de la Provincia, predominio del 6º que se adjudica más que los otros tres juntos. En términos de fre– cuencias, se fijan en 7.33%,la global, 0.19% de T.S., 2.19% de P.H., 0.86% de t.s. y 4.09% de PS. Altísimo porciento se da en Ullibarri (22.64%), Arenaza (20.00%), Contrasta (19.57%), Alda (16.67%) y Sabando (15.63%); alto, en Róitegui (11.54%), San Vicente (10.96%), Maestu (7.95%), y Marquínez (6.52%); para justipreciar estas cifras, habra que rete– ner las consideraciones apuntadas sobre demografía y situación geográfica, aunque ello .no resta importan– cia a los números; un poco sobresaliente se antoja el número de Maestu. Vírgala, Corres y Azáceta mode– raron sus registros, y Leorza no los usó. T V. Se halla fijado este hábito con firmeza en la pri– mera parte (1918-35) del lapso aquí tratado: 35 de las 77 dispensas se tramitaron en estos años, y solo 14 en la última parte (1949-66); suficientemente significati– vo el dato por sí mismo; sus frecuencias respectivas son 8.93% y 4.28%; ésta última no decreció más por la disminución de matrimonios. En seis fechas de la primera se alcanzan valores altos, en cuatro nulos, y en el resto no desdeñables. Por el contrario solo en tres ocasiones de la parte final suben los datos, y en ocho son nulos. Otra importante faceta es que cambia el signo de la consanguinidad: mientras que al princi– pio domina ligeramente el 4º (P.H.), en la final lo hace absolutamente el 6º (P.S.), dato interesante desde la perspectiva homocigótica. La participación de las parroquias en este decrecimiento es varia: Ape– llániz termina para el año 41; Contrasta los dispersa hasta el año 60; Maestu apunta cinco al principio, reservando dos para el 47; Marquínez se le asemeja, dejando dos para los años 50; Sabando no anotó nin– guno después del 47; San Vicente, después del 45; Ullíbarri prolongó hasta el 53; Alecha, Arlucea y Atauri los eliminaron al principio; Urarte los anota tardíamente (39, 58 y 61), el resto los reparte de forma desigual. Los datos de los años anteriores al 18 denotan arraigo tradicional en esta pauta matrimo– nial. Los parentescos complejos hallados son uno de 4º doble en Alda (1957) y uno de 6º doble en Azáce– ta (1954). T VI. ARCIPRESTAZGO DE CIGOITIA Se extiende en tomo a las faldas del macizo de Gorbea y de la vertiente opuesta, surcado al mediodía por la carretera que une Vitoria a Valmaseda por Mur– guía, con la cual se comunican más o menos directa– mente varias poblaciones, como Amézaga, Letona, Sarria, Vitoriano y Záitegui; el resto queda un poco
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