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190 CLAUDIO ZUDAIRE dientes todos los matrimonios que pertene– cían a distintas parroquias y adjudicarlos a las mismas. En algunos casos esta correc– ción no modifica sensiblemente la estadísti– ca, pero en la mayoría de las poblaciones pe– queñas, y a veces en otras no tan pequeñas, los errores que pueden cometerse al no te– ner en cuenta estas correcciones, pueden ser de consideración; por ejemplo en algún ca– so en las actas sólo consta un matrimonio verificado en la parroquia y los matrimonios han sido cinco, de ellos cuatro celebrados en diversos santuarios. Un tercio, casi, de los matrimonios que aparecen en las tablas de nuestro estudio en Ataun ha sido real izado fuera. Endogamia en la zona de Aralar Las poblaciones estudiadas en esta par– te se asientan en la vertiente norte del Ara– lar. La zona queda limitada al oeste por la carretera comarcal 130, que corre más o me– nos paralela al río Agaunza, y por el este por la carretera N-240, junto al Araxes, que en– trando por Atallo, termina en Tolosa. Una rá– pida ojeada al mapa de la región basta para ver que las poblaciones de mayor densidad endogámica no tienen acceso directo a las principales vías. Ataun puede parecer la ex– cepción, y lo sería si la población estuviera agrupada a lo largo de la carretera, pero el número elevado de barrios y caseríos dis– persos por lugares de difícil acceso ha sido la causa de que los moradores no hayan te– nido facilidad para comunicarse con otros núcleos. La pequeñez del lugar, la dificultad para encontrar pareja, la edad provecta son los motivos más frecuentemente aducidos para obtener la dispensa. Incluimos en el estudio las siguientes po– blaciones: Abalcisqueta, Alzaga, Alzo, Améz– queta, Ararna, Ataun, Aya de Ataun, Ballia– rrain, Bedayo, Gainza, Lazcano, Olaberría, Orendain y Zaldivia. El porcentaje total de matrimonios entre consanguíneos, en los 49 años de nuestro estudio, es de 8,58%, tornando todas las po– blaciones en conjunto. Hay grandes diferen– cias entre los diversos núcleos. Las pobla– ciones que presentan mayor porcentaje de consanguinidad son: Bedayo, con 22,22% de matrimonios consanguíneos. Ataun, 21,57%; Aya de Ataun, 14,5%; Arnézqueta, 12,25%. Nótese que la muestra de Bedayo es esca– sa, 18 matrimonios consanguíneos frente a un total de 81 matrimonios, en 49 años. Mu– cho más significativas son las cifras de Ataun, Aya de Ataun y Arnézqueta. Endoga– mia superior a la media de la zona se en– cuentra en Alzaga, Balliarrain, Ararna y Oren– dain, cuyas cifras son más bien escasas. En el extremo opuesto se encuentran Olaberría y Lazcano, cuya endogamia es casi inexisten– te, y Alzo y Abalcisqueta cuya densidad en– dogámica es también muy baja. En este úl– timo pueblo se observa que desde el año 42 no se registra un solo caso de matrimonio entre consanguíneos, en 24 años. Cuatro grados de consanguinidad se han estudiado: matrimonios entre primos herma– nos, entre primos segundos, entre tío y so– brina o viceversa, y entre tío y sobrina se– gunda (matrimonio con la hija del primo car– nal). Predomina el primer tipo que supone el 3,68% del total (109 casos), seguido por los matrimonios entre primos segundos (96 casos) el 3,24%. Es muy bajo el porcentaje del tercer tipo (tío-sobrina carnales) 0,4% (12 casos) y bastante bajo el cuarto tipo (rnatl'irnonio con la hija de primo carnal) 1,25% (37 casos). De los 12 casos registra– dos de rnatri man ios entre tío-sobrina carna– les, 4 se producen en Aya de Ataun y otros 4 en Arnézqueta. (Véase tabla 1 .a). Más interesante que el porcentaje global es la evolución de la consanguinidad en es– tos años. Las gráficas muestran claramente el signo de dicha evolución. Hasta el año 1935 la consanguinidad se mantiene muy al– ta 14,26%, con cifras especialmente ele– vadas en los años 1922 (25,42%), 1919 (22,22%) y 1923 (20,51 %) . En un lapso de tiempo casi igual, del 50 al 66, las cifras son cuatro o cinco veces menores, 5,38%. Indudablemente, los años de la guerra civil suponen un colapso en la mayoría de las ma– nifestaciones sociales y la nupcialidad no escapa a esta norma; por esto, los datos re– ferentes a matrimonios, consanguíneos o no, son poco representativos en cuanto al aspec– to que aquí se estudia. Sin embargo, signifi– can una ruptura definitiva con la elevada fre-

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