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DE ORGANISTAS Y ORGANEROS EN NAVARRA EN EL SIGLO XVII templar, por ser de mucha dificultad el templar las dhas mesturas y muy fáciles de destemplar y assi es en mayor beneficio desta dha Yglessia en no hacerse las dhas dos mesturas ... ». Cuando entregó el órgano, veinte años antes, parece que nadie reclamó, pero pasados éstos, cuando Guido trataba de cobrar lo que restaba, le exigieron completar el. órgano. Finalmente cedió y se comprometió a hacer las mesturas; el vicario nombró como perito a Vi– cente Zapata para que «reconozca el dho organo y declare si esta hecho con– forme a lo capitulado en la escritura de concierto» ordenando a Guido Baldo que nombre otro perito como su representante. 120 Ignoramos si Guido Baldo permaneció mucho tiempo retirado en Iranzu o si le sorprendió la enfermedad hallándose allí por razón de su trabajo; la certificación de su confesor, no da lugar a dudas sobre su preparación para morir, y su devoción al colegio de Jesuitas de Tudela; ello parece indicar que no tenía allegados a los que tuviera obligación de dejar su herencia; por otra parte todo indica que el óbito ocurrió con bastante rapidez. «Doy fe y testimonio yo fr Romeo Monje cisterciense y Combentual de este Real Monasterio de nra Sª de Yranzu que a beynte y nuebe de agosto del año de mil seiscientos y quarenta y quatro confesse en la ora de la muerte a Guido Baldo Fulgencio vecino q dijo ser de Ablitas, oficial de hacer orga– nos, el qual murio recibidos los sacramentos y dijo que sus papeles quedaban en poder del Rector del Collegio de la Compañia de Jesu de la ciudad de Tudela y que dejaba por su heredero y con toda su hacienda al dho Collegio y por no hauer esnº Real en el dho Combento por estar fundado en desierto que de ello pudiera dar testimonio, le di yo como su confesor a pedimetº del pe fray Martín de Yrulegui de la dha Compañia y procurador del dho Colle– gio, siendo testigos dn Miguel de Luquin Abad de Ytiñuela y el pe fray Ni– colas de Gomara Religioso del dho Combento a doce de sepe del sobredicho año de mil seisºs y qta y quatro». 121 Uno de los principales ingresos. que los herederos esperaban recibir, era el pago de los 70 ducados que le adeudaba Ujué « . . . es ássi que el dho Guido Baldo Fulgencio adrec;o un organo pe– queño para la Yglessia parrochial de nra Señora de Uxue y tamen ·adr~o otro organo grande los quales fueron reconocidos por Dn Martín de Lis;aras:o Maestro de Capilla de la dha Yglessia y se obligaron los beneficiados y cauildo della de pagarle Setenta ducados los treinta y cinco por todo el ·mes de se– tiembre del dicho año y los otros treinta y cinco ducados restantes por todo el mes de septiembre del año de mil seys 0 • quarenta y cinco sin otros pla<;os con las costas de su cobrans:a ... ». 122 120 Ibídem, fol. 34. 121 ADP .C/ 585, núm. 14, fol. 5. 122 Ibídem, fol. 3. En otro documento se especifica la deuda: "72 reales por 18 [41] 547

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