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CLAUDIO ZunAIRE HuARTE órgano o de las obligaciones del organista, uniendo todos estos retales puede surgir una imagen más precisa de la realidad musical. En el estudio de Leocadio Fernández Ascunce «Música y Maestros de la Catedral de Pamplona», premiada en el concurso del Instituto Español de Musicología en 1948, se citan entre los organistas que tañeron el órgano en la catedral de Pamplona desde fines del siglo anterior, Herminio Sánchez de Rioja (1583), Miguel Iñigo de Palees (1612), Diego Galindo (1631), Juan López ( 1625), Pedro García ( 1649), Lope Sanz ( 1664); a estos nombres habría que añadir una copiosa relación de músicos arpistas, cor– netas, cantores, etc. para completar el panorama musical en la iglesia me– tropolitana. 2 La preocupación por la música de órgano o su mal uso alcanza a las sinodales. Las compiladas por Don Bernardo de Rojas y Sandoval, en 1591, establecen: «Otrosí ordenamos y mandamos SSA que en todos los días y fiestas, en que la Iglesia manda decir Credo, se diga cantado... y que no se diga ni taña con organo, so pena de dos reales», 3 constitución que parece aludir al abuso condenado con anterioridad de tañer el órgano mientras el sacerdote, en voz baja recitaba sólo para sí el credo; y así en las Constitu– ciones de 1544, del obispo Pacheco, se condena que «donde ay organos los tañan de manera que los fieles christianos no pueden entender lo que tanto les importa». 4 El número de villas que en el reino de Navarra disponían de órgano en sus iglesias durante este período, es muy notable; basta con enumerar todas las que por razón del organista o del organero aparecen en estas páginas, para llegar a la misma deducción. La documentación que ha servido de base para este estudio procede casi en su totalidad del Archivo Diocesano de Pamplona (ADP) : son pleitos sostenidos ante el tribunal eclesiástico, sucintos a veces, muy prolijos en ocasiones, siempre útiles para rastrear detalles o rellenar amplias lagunas, que han significado la lectura de varios centenares de folios. Al archivero Don José Luis Sales, cuyo trabajo, dedicación y cuidado han hecho posible esto, mi más profundo y sincero reconocimiento. 2 Extracto que se encuentra entre "los papeles" del P. DoNOSTIA, Archivo P. Do– nostia. Lecároz. 3 Las Constituciones Synodales del obispo de Pamplona, compiladas hechas y or– denadas por don Bernardo de Rojas y Sandoval, obispo de Pamplona. Thomas Porralis MDXCI. Lib. III, cap. 10, fol. 109. 4 Constituciones Sinodales echas por el Reverendisimo Señor don Pedro Pacheco, Obispo de Pamplona en el año de 1544, Cons XLIII, fol V. CitAdo por el P. DoNO.s"1A; en el opúsculo Música y Músicos en el País Vasco. Biblioteca vascongada de los Amigos del País. San Sebastián, 1951, pp. 84 y 92. 508 [2]

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