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DE ORGANISTAS Y ORGANEROS EN NAVARRA EN EL SIGLO XVII ORGANEROS FORANEOS EN NAVARRA Como los organeros navarros se movieron por la Península, al menos los más conocidos, los foráneos llegaron a Navarra y en ella compartieron los trabajos con los nativos y en algunos casos colaboraron con ellos. El primero que queremos citar es Guillaume de Lupe, cuya obra nume– rosa es estudiada ampliamente por Pedro Calahorra en la obra citada. Pro– bablemente de origen francés residió en Tarazona, y trabajó mucho en Ara– gón. Se asomó a Navarra, al menos para hacer el órgano de Tafalla en 1581. 101 En el órgano que construyó para la iglesia parroquial de Tafalla por el precio de 550 ducados, hay detalles y exigencias singulares: un temblante, un atambor y unos ruiseñores; «la caja de pino, delantera y lados, con sus molduras y sus arquetes, conforme la traza que está hecha enla iglesia de Palacio en la ciudad de Logroño» ... «y los fuelles an de ser de cordoban conforme a los de la Yglesia de palacio de Logroño, mas a de ser de estaño que ade conprar d.e barra, bueno de ynglaterra sellado, mas catorce cordoba– nes bien adobados y blancos y quatro docenas de baldreses y los fuelles an de ser de nogal bueno ... ». 102 Le exigieron trasladarse a Tafalla «para hazer en ella los caños y flautas del dho organo», el resto «puede hazer en su cassa en la dha ciudad de Tarazana o donde le pareciere»; además debe dar «fian– zas llenas y abonadas en la ciudad de Tarazana». Los baldreses de que se habla en este contrato deben entenderse según la definición que Sebastián de Covarrubias dio en su célebre Tesoro de la Lengua Castellana «cuero muy floxo de que se hacen los pliegues de los fuelles»; 101 esta definición se ajusta mejor que la que da el Dicionario de la Real Academia. Guillaume de Lupe tuvo problemas para cobrar las deudas; se trasladó con su familia a Tafalla y después de cierto tiempo no le pagaban: «a mas de dos meses que el supp 1 e esta con su casa y oficiales en la dha Villa de Tafalla trabajando y haziendo el dho organo a más la costa, y los dhos chantre, alde. y jurados aunque requeridos no le quieren pagar las tandas caydas, que son dos– cientos y cinquenta ducados»; para forzar su petición amenazó con abandonar la obra» la deuda es tan justa y tal que a no pagarle al supp 10 le será necesario desamparar la obra.» El pleito está inconcuso; optando por la solución op– timista, imaginamos que esto se debe a que accedieron a pagarle. 101 ADP C/ 437, núm. l. 102 Ibídem, fol. 2. 103 Sebastián de CoVARRUBIAS, Te.~oro de la Lengua Casteitana o Española. Edición preparada por Martín de Riquer, según la edición de 1611. Barcelona, 1943. [35] 541

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