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CLAUDIO ZuDAIRE HuARTE que se habrán de restar los 100 que Lorenzo López de G. y B. dona a la iglesia; pero Baquedano consigue la inclusión de una cláusula en la que se le autoriza para que trabaje por obtener licencia del vicario para un gasto de cien ducados más, con lo que se alcanza la cifra de 900 que él había pro– puesto; y la villa se compromete a abonárselos si logra el permiso. 69 Las dos primeras entregas, de 20 ducados cada una, se hicieron inme– diatamente efectivas a Baquedano junior en nombre de su padre haciéndose cargo también del primer órgano, con la firma de Laurencio López de Gala– rreta y Baquedano. Era organista de Obanos Bernabé Fortunio, de quien hablamos en la primera parte, y aparece entre los testigos. No debió de per– der crédito el organero de Lerín como maestro puesto que lo encontramos en Mendavia y Lodosa ( 1653), poco después de estos episodios, tasando dos órganos compuestos por Jacinto del Río, con cargo de perito nombrado por el obispado. Pedro Plaza El apellido LapJaza o Plaza no era desconocido en Lumbier de donde es vecino este organero. Aunque no se haya hallado su partida, sí aparece en el registro otro Pedro Plaza, nacido en 1621 hijo de Juan y Juana Ayesa. Ignoramos si hubo algún parentesco. Casó con Graciosa Eslaba, vecina a su vez de Lumbier. Con ello hay que añadir a la serie de villas que en Navarra dieron artífices y maestros de hacer órganos en este siglo, la de Lumbier. En 1624 la villa de Cáseda puso a subasta «a remate de candela» 70 la construcción de un órgano para la parroquia, y el último día de la misma «se remató» con Pedro Plaza la fabricación del instrumento. El órgano con– tratado es del tipo de «medio órgano» que tiene como base el flautado de trece palmos; el número de caños es de 42; el lleno de 6 caños por punto, la címbala de tres caños y el nasarte de tres caños son mejoras sobre el órgano de Obanos. Los fuelles se exige sean del mejor cuero, el estaño de los tubos de Inglaterra y el secreto de madera de roble; y tendrá que hacerlo en Cáseda. Queda comprometido el organero a mantener el aparato durante cuatro años, al cabo de los cuales habrá de ser reconocido de nuevo. Al final del contrato se insertan varias cláusulas referentes a las fianzas exigidas a Laplaza, saliendo fiadores algunos vecinos de Lumbier, entre ellos Pedro Eslaba Esno. Real y su propia mujer Graciosa Eslaba, y otros como Cosme Mirizaldu «apothecario» de Aoiz. Los hombres se obligan con sus 69 Ibídem, fols. 79-81. 70 ADP C/ 695, núm. 26. 530 [24]

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