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CLAUDIO ZunAIRE HuARTE han comprometido: el oficio de organista está dotado con 30 ducados y la iglesia podría añadir otros 24. Para que esta cantidad que añade la iglesia no parezca excesiva, se especifica que en estos 24 ducados están compren– didos los 100 reales (un poco más de 9 ducados) que acostumbra a dar la iglesia al maestro por tañer el órgano; con estos 56 ducados quedará en el pueblo el organista que hay ahora, es decir Juan de Epila, «por ser muy capaz y diestro, en el interim que ambos oficios esten separados o por tiem– po de un año»; por otra parte el órgano es muy bueno, costó mil ducados cuatro años antes, no se puede abandonar evidentemente, y la iglesia «se alla sobrada y sin empeños». La versión del alcalde es la opuesta: Juan de Zufiaurre es natural de Ochagavía, está casado y con hijos, ha servido ambos empeños en los años precedentes, y quieren que siga pues «enseña a los niños a leer y es– cribir y los rudimentos de ntra santa fe», y lo han vuelto a nombrar maestro de escuela. No se debe ceder a las pretensiones del cabildo, porque han traído a Epila en la esperanza de que Zufiaurre «viéndose solo con el exer– cicio de la escuela y no teniendo la congrua sustentacion que a tenido con ambos oficios, se ausente», 45 y entonces Epila ostentará ambos cargos. No sabemos cómo se resolvió el asunto, si Epila tuvo que volver a Aragón o si llegaron a un acuerdo, porque el proceso está inconcluso; nos ha dado oca– sión para conocer los nombres de estos dos organistas y la existencia de un buen órgano en Ochagavía, si hemos de juzgar por el precio. Pocos instru– mentos, de los enumerados en la segunda parte, alcanzaron el precio del órgano de Ochagavía. ORGANEROS Si bien algunos de los organistas citados ejercían también como orga– neros, su principal ocupación no era la técnica de «hacer órganos» sino la de tañerlos. Los que a continuación vamos a presentar, por el contrario, se especializaron en la artesanía de órganos. Sorprende no poco que en este siglo hubiera producido Navarra tantos organeros. Jambou en su estudio «El Organo en la Península Ibérica» alude repetidas veces a la importancia de los organeros procedentes del país vasco navarro. A propósito del siglo XVI dice: «Hemos de notar la extensión del radio de acción del centro vasco-navarro que se adentra hasta Segovia y Si– güenza y hacia el oeste actúa en Oviedo. Lamentamos sin embargo la falta de estudios exhaustivos que nos permitan valorar las aportaciones de este 45 lbidem, fol. 5. 522 [16]

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