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240 CLAUDIO ZUDAIRE HUARTE En la segunda tabla de arciprestazgos se organizan por su coeficiente de consanguinidad (F), es decir, por su aportación a la homocigosis. Las divergencias se apre– cian inmediatamente: Guernica antecede a Marquina; Bermeo se antepone a Durango y Ceberio: su cuota de P.H. y T.S. deciden su coeficiente. En la tabla final se agrupan todos los términos estu– diados en seis conjuntos, por su magnitud, y en cada uno de ellos se listan según su participación en la homocigo– sis o duplicación de genes, comenzando por los de ma– yor cuantía y terminando por los que, al carecer de unio– nes consanguíneas, no han contribuido a la cuestión. Salta a la vista la diversidad de comportamientos de las agrupaciones, concorde por otra parte con su vecin– dario, en cuanto a la frecuencia, que se sitúa respectiva– mente en torno a 1,4%, 1,8%, 2,4%, 3,8%, 4,0% y 4,5% res– pectivamente. Opuestas a este principio encontramos po– blaciones cuya práctica endogámica no armoniza con su censo: Baracaldo, Lequeitio, Galdácano, Ondárroa, Elo– rrio, Munguia, Amorebieta y otras. El límite de los tres mil habitantes parece constituir para la Provincia la ba– rrera que deslinda los poblados por su alta o baja inci– dencia endogámica; entiéndase esto con salvedades, pues no son raras las exclusiones. El criterio de ordenación de las villas según el coefi– ciente de consanguinidad (F) no coincide con el del por– centaje, como puede comprobarse; por ejemplo, en los cinco primeros pueblos de la serie de mil a tres mil habi– tantes. En cada ocasión puédese verificar a qué se debe tal vuelco: preponderancia de los PS, alcance de los TS e incluso de los ts; no se debe olvidar que las constantes de los grados 3. 0 , 4. 0 , 5. 0 y 6. 0 son respectivamente 1/8, 1/6, 1/32 y 1/64. Este desacuerdo entre los dos criterios (por– centaje y coeficiente (F) abarca aproximadamente la ter– cera parte de los núcleos listados; esto nos fuerza a reco– nocer que el factor dimensión del poblado o dispersión del caserío no ha sido el único responsable de la alta in– cidencia; otros lo mediatizan o anulan, como la comuni– cabilidad, desaparición del aislacionismo poblacional, condiciones sociológicas y fisiográficas, etc.; la emigra– ción e inmigración y la baja del ruralismo han promovi– do la merma de la consanguinidad. Este cálculo del coeficiente representa el valor global de los 49 años; ahora bien, la homocigosis fué mucho mayor en la primera parte del período, tanto por la fre– cuencia de matrimoniar deudos como por el predominio neto de los PH, por lo que los coeficientes no muy eleva– dos a primera vista, no son desdeñables. BILBAO Incluye este capítulo los datos referidos al primer Bil– bao, Deusto y Begoña, no las zonas anexionadas poste– riormente. Las parroquias cuyos documentos han servido para confeccionar las tablas son: S. Antonio, S. Francisco de Asis, S. Nicolás, S. Pedro de Deusto, S. Vicente mártir, Santos Juanes, Nr.ª Sr.ª de Begoña, Santiago (desde 1923), Nr.ª Sr.ª del Carmen (1934), S. Luis Beltrán y Nr.ª Sr.ª del Rosario (1947), S. Pablo de Deusto (49), S. Ignacio (49), Nr.ª Sr.ª de Lourdes, Inmaculada Concepción, Corpus Christi, Asunción de Nr.ª Sr.ª, Sagrada Familia, S. Rafael, La Peña, Asunción-Oyargan, Bolueta, Nr.ª Sr.ª de los Re– yes, S. Feo de Paula, Nr.ª Sr.ª del Pilar, Nr.ª Sr.ª de Fáti– ma, S; Feo Javier, S. José Elorrieta, Nr.ª Sr.ª de Covadon– ga, Castrejana, Buya, Ibarrecolanda, Santa Cruz, S. Vicente Arcocha, Asunción Ciudad Jardín, (todas desde el 56), Cobetas (60), Santísima Trinidad (62), Santos Justo y Pastor (63), Resurrección (63), Arangoiti (64), Sacra– mentinos (65), Pasión del Señor (65), Maria Reina (66). Al expansionarse la ciudad ha invadido, en alguna medi– da, otras demarcaciones, pero las parroquias mentadas parecen participar, desde su origen, del medio urbano. El desarrollo del tema en los puntos precedentes nos exime de ulteriores insistencias. Coadyuvó a que pusiéra– mos límite al estudio la cuantía siempre creciente de ma– trimonios consanguíneos entre los inmigrantes. El mero recorrido de los apellidos de los expedientes define el es– tado de la cuestión: es sabido que muchos apellidos, ori– ginariamente advenedizos, se naturalizan al paso de las generaciones pero no lo es menos que la proporción de estos apellidos en las dispensas hubiera permanecido invariada, salvo nuevos trasvases: durante los primeros años (18-35) se anotan unos cinco apellidos de este géne– ro anualmente, mientras que en los últimos se numeran cuatro veces más; en la última década pudimos compro– barlo en los propios sumarios (3). Al igual que en la Provincia, el guarismo de casamien– tos anuales se alzó vertiginosamente: dividido todo el período en septenios, hallamos que el último duplica ge– nerosamente al primero. El que incorpora el trienio béli– co (32-38), solo pierde dos millares respecto del preceden– te; el desquite es tan exuberante que el posterior septenio le rebasa en más de tres mil; espectacular el año 40, no superado hasta el 54; las dos últimas septenas, que cam– pean sobre todas, difieren poco entre sí. La presteza de recuperación postbélica es más viva que en la Provincia. Los consanguíneos registrados son 1.012, a saber: 38 (0,05%) de TS, 559 (0,76%) de PH, 305 (0,42%) de PS y 110 (0,15%) de ts. De cada cien matrimonios de esta índole menos de 4 corresponden a los TS, más de 55 a los PH'. 30 a los PS y casi 11 a los ts, proporciones que trocaron radicalmente al correr los años. La frecuencia de casa– mientos entre deudos, 1,38% del total, es muy inferior' a la de la Provincia, pero superior a la de Sestao, Portuga– lete y otras villas. Quizá lo más sorprendente es la preva– lencia de los PH sobre todos los grados; los maridajes de ts (5.º) no son profusos, pero a priori podía aventurarse menor dosis. (3) Ciertas estadísticas que corren impresas no han servido para comparar inmigración y consanguinidad fiablemente. Según el censo, Bilbao aumentó, de 1925 al 35, en unos treinta y cuatro mil habitantes, y los inmigrantes, según esas fuentes, rebasaron los sesenta mil. En publicación oficiosa de 1963 ~it~ndo al I.N. de E., se calcula en 211.934 los llegados en lo; ult~mos 25 años a toda la Provincia, y la precitada fuente atnbuye mayor número solo a Bilbao.

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