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236 CLAUDIO ZUDAIRE HUARTE GUERNICA Se listan aquí los poblados próximos a la ria de Guer– nica que forman, en las inmediaciones d,e los rios Oka y Golako, una desigual franja, ensanchándose ésta a la al– tura de Navamiz y al este de Luno hacia Morga. Esta configuración entraña pluralidad de orografías y localiza– ciones, probablemente reflejada en los resultados, costa– neras, montuosas o ribereñas: Acorda, Ajanguiz, Albiz de Mendata, Gauteguiz de Arteaga, Arrazua, Canala, Corte– zubi, Elanchove, Ereño, Forua, Gavica, Gorocica, Guer– nica, lbarranguelua, Luno, Mendata, Morga, Múgica (Ugarte de), Murueta, Navamiz y Rigoitia; a este conside– rable número de pueblos no corresponde una gran densi– dad de avecindados. De los 6.245 matrimonios contabilizados, 1.230 se veri– ficaron fuera de la propia parroquia, siendo lbarrangue– lua (la mitad) y Guernica (un tercio) los más constantes en esta práctica. En la tasa endogámica pesa la aporta– ción de las villas medias: la frecuencia consanguínea es de 4,06%, correspondiente a 254 enlaces de cognatos: 9 (0,14%) de TS, 122 (1,95%) de PH, 99 (1,58%) de PS y 24 (0,38%) de ts; por tanto pertenece al tipo "N'; en 100 uniones de allegados, un poco más de 3 serían de TS, 48 de PH, 39 de PS y casi 10 de ts. Catorce entidades siguen el mismo modelo, mientras que Acorda, Ajanguiz, Ereño y Luno siguen el opuesto, y Morga, Murueta y Navamiz igualan los PH y PS. Constatemos que el índice global es francamente alto, 4,06%, sobrepujando al de Villaro, Ber– meo y Ceberio y, por supuesto, al de los arciprestazgos más poblados, Apenas hay parentescos complejos: uno de 6. 0 doble en Ajanguiz (1954) y otro del mismo grado en Rigoitia (1953). Por su tributo al problema que estu– diamos, pueden apiñarse los 21 núcleos de esta circuns– cripción en tres grupos bastante bien definidos: feligre– sías con bajo índice, Acorda, Canala, Gavica, Forua, Murueta y Guemica, destacando Gavica (0,00%), Canala (1,13%) y Forua (1,43%); su influjo, sin Guemica, es muy pequeño en el total, apenas variaría en 0,3%; feligresías de elevado índice, Arteaga (Gauteguiz de) (5,94%), Corte– zubi (5,24%), Elanchove (6,56%), Ereño (5,22%), Gorocica (4,19%), Ibarranguelua (7,29%), Mendata (5,50%), Morga (5,44%) y Rigoitia (6,63%); esta serie es tanto más llamati– va cuanto que la mayoría de los vecindarios excedían el millar de habitantes, por los años cuarenta, exceptuándo– se Ereño, Gorocica y Mendata; feligresías con valores inferiores al medio, pero relativamente altos: Albiz (3,07%), Arrazua (3,96%), Ajanguiz (4,06%), Luno (3,99%) Múgica (3,26%) y Navamiz (3,18). La fisiografía y la dis– persión tendrán algo que ver con estos resultados. El retroceso consanguíneo, en primera aproximación, aparece claro pues de 130 uniones de este rango al co– mienzo se salta a 77 al final, de 6,25% a 2,81%, respecti– vamente, índice éste último determinado en considerable medida por la crecida de casamientos. Durante los 18 primeros años, solo en tres fechas no se alcanza la cota del 3%, consiguiéndolo, en cambio, en ocho del 49 al 66. Durante la contienda casi se interrumpen los maridajes de familiares, recuperándose con fuerza en la inmediatez posterior; el viraje, un poco lento por entonces, se atisba- ba en TS y PH y luego en PS; curiosamente los de 5. 0 suman algunos más en la última fase. Notese cómo a pe– sar de ello, el índice es inferior al global en quince oca– siones de dicha fase, debido sobre todo al descenso de TS (última inscripción en 1953), y al de PH (reducido a menos de la mitad) y con menor relieve al de PS; por es– ta razón el modelo que en conjunto era del tipo "Pl', se trueca en el "B". La participación de los lugares en esta merma es muy diversa: Forua registra todas sus dispen– sas antes del 27, Canala inscribe el suyo el 25, Navamiz no apunta ninguna desde el 40, Gorocica desde el 49, Arrazua, Elanchove y Ajanguiz, solamente tres desde esa fecha, Ibarranguelua cuatro, Arteaga cino; Guernica, Morga y Rigoitia recortan con más morosidad; Cortezu– bi, Luno y Múgica cuenta alguno más al finalizar; Ereño los distribuye muy aleatoriamente; en Albiz solo se encuentran en los últimos años, tal vez se incluyeron an– tes junto con los de Mendata. La tradición estaba ya asentada como lo insinúa el hecho de que hayamos ras– treado, al menos, 53 parejas emparentadas que marida– ron en los siete años antecedentes. El coeficiente de re– gresión byx = -0,1136 indica el rápido descenso homo– géneamente considerado de 0,1136% anual, que debe interpretarse a la luz de los valores frecuentemente altos del inicio. El coeficiente de consanguinidad es bastante superior al provincial, F = 1,7689, aunque en su descargo debere– mos añadir que su contribución a la homocigosis descen– dió muchísimo en la última parte. VALMASEDA Las condiciones de topografía y amplitud de esta uni– dad proporciona diversificación de situaciones, tal vez, como en ningún otro distrito del estudio. La consangui– nidad tiende a ser baja, pero con un ámbito amplio, solo superior a dos arciprestazgos, pese a la dimensión de sus pueblos; quedan incluidos los siguientes: Arcentales, Ave– llaneda, Beci, Carral, Galdames, Goicouria, Gordejuela, Gueñes, Iratzagorria, Labaluga, Labarrieta, La Cuadra, La Herrera, Mercadillo, Sopuerta, Montellano, Ocharan, Sodupe, Traslaviña, Trucios, Valmaseda, Zaldu y Zalla. Anotados en las partidas 7.657 casamientos (unos 500 en diversos santuarios), 211 (2,75%) se verificaron entre deudos: 7 (0,09%) de TS, 98 (1,28%) de PH, 74 (0,96%) de PS y 32 (0,41%) de ts. En un centenar de emparentados, menos de 3 serían de TS, más de 46 de PH, 35 de PS y 15 de ts. Se ajusta al tipo "Pl' con neta primacía de los de 4.º. Los valores más altos no corresponden a pequeñas vecindades, con la salvedad de Goicouría a que no pode– mos conceder mayor peso, sino a otras más populosas como Arcentales (8,03%), Gordejuela (5,02%), Zalla (4,35%) y Güeñes (4,26%); en el polo opuesto topamos con Sodupe, Valmaseda, Labaluga, Traslaviña y Mercadi– llo cuyas frecuencias varían de 1,12% en la primera a 1,50% en la última; Galdames (2,65%), y Trucíos no lle– gan a la media global; los pueblos restantes con un cen– so entre 300 y 500 habitantes divergen en su comporta– miento: La Herrera y Montellano se mantienen con tasas
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