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HORAS ROMANAS EN ROMANCE DEMUNJÁJNDEARCE extremos, proporcionando una fina y elegante terminación del mismo; dos de ellas, sogadas, quedan encerradas cada una entre otras dos, finamente pun– teadas. La parte inferior guarda algo del dorado e incisiones, pero está algo de– teriorada, aunque por suerte, no afecta en nada al texto, ya que su corres– pondiente margen es bastante mayor que el superior. El lado lateral, de mayor longitud, paralelo al lomo, estuvo también do– rado con incisiones paralelas similares a las descritas, pero debido al uso, el brillo del oro y las incisiones han quedado desvirtuados por completo. La cubierta es de cuero o piel fina con un saliente lateral que cierra to– talmente la obra solapándose con la tapa última. El cuero está repujado, in– cluida la solapa, con figuras de dos santos muy populares en aquella época: San Nicolás de Bari y Santa Catalina, la del monasterio de Santa Catalina del monte Sinaí, la de la rueda "catalina" relojera a que dio su nombre... Lo llamaré en adelante Devocionario de Muniáin de Arce, o simplemente Devocionario. La imprenta era entonces puramente artesanal y las tiradas de cada edi– ción, en general, muy cortas. Las letras móviles usadas en la preparación de las páginas de este Devocionario presentan gran claridad de impresión, pero, aparte de algunas erratas de cambio de letra fáciles de interpretar, la movili– dad de las mismas hace que con mucha frecuencia se unan o separen indebi– damente unas con otras, originando confusiones, en ocasiones no muy fáci– les de explicar. Se hace mucho uso de las típicas abreviaturas que los amanuenses utili– zaban en sus manuscritos, por lo que ha habido que recurrir a repasar los manuales de paleografía que solucionan fácilmente el problema 19 • Si los amanuenses, al escribir a mano, utilizaban las abreviaturas por ne– cesidad de su oficio, para ahorrar tiempo y espacio, aquí el impresor parece que siguió las mismas pautas, porque incluso no utilizó casi nunca espacios de separación entre temas diferentes. Los nombres que expresan la idea de Dios se encuentran escritos en los primitivos códices, en oro, en señal de ve– neración; lo mismo ocurrió con el nombre de Jesús. Esta misma idea, y no el ahorro de tiempo material, fue la que condujo a los copistas a transcribir abreviados esos mismos nombres, sin utilizar el oro. Entre los hebreos, por reverencia, el nombre de Dios no debía ser pro– nunciado por nadie; lo representaban por cuatro letras, el tetragrama, JHWH ó YHWH. A veces se oye (y existe una secta que lleva su nombre) JEHOVAH co– mo nombre de Dios. Este nombre apareció en los primeros siglos del cristia– nismo; los judíos, en cambio, leían el tetragrama como Adonaí (Señor)2°. Alrededor del siglo IX, cuando el texto de la Biblia fue provisto de voca– les para facilitar su lectura, se añadió al tetragrama las vocales de la palabra Adonai, y se debía pronunciar siempre Adonai. Se perdió de vista esto muy pronto en occidente, y se leían las cuatro letras del tetragrama JHWH con las 19 GARCÍA VILLADA, Zacarías, S. J., Paleografia española. 1 Texto. 11Álbum, Barcelona, Ediciones El Albir, 1974, 371 p. y LXVII láminas. También pueden consultarse COLOMERA Y RODRÍGUEZ, Venancio, y MERINO, Andrés (ver al final, Bibliografía). 20 Respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me ha enviado a vosotros (Ex. 3, 13-14). [7] 213

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