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HORAS ROMANAS ENROMANCE DEMUNIÁJN DEARCE nistradores de sus bienes en ausencia de la familia, como ocurrió con esta fa– milia de Maya de Baztán, al trasladarse a vivir a Pamplona a fines del siglo XVIII y principios delxrx; quedó el capellán de administrador 1 º. Estos clérigos solían emplear también sus horas en la enseñanza de las primeras letras, lo mismo a los hijos de los señores que de los colonos. Naturalmente, la señora del lugar tenía un nivel de vida muy diferen– ciado de todos sus súbditos; le correspondía esto así en aquella sociedad con fuertes residuos feudales, y era la primera en cuidar de la iglesia, del capellán y de dar ejemplo de piedad a los demás. Su formación intelectual y su cultu– ra eran indudablemente muy superiores a las de todos los demás y, en aquel medio donde el analfabetismo era muy alto, sabía leer y escribir. No olvidemos que hacía muy pocos años se había "inventado" la im– prenta11, y hasta este evento, era muy escasa la posibilidad de que hombres y mujeres pudiesen disponer de medios para leer con comodidad. Mi hipótesis parece clara: se trataría de un devocionario de la señora del lugar y nada más. FL "[)EV0CIONARI0" E'.\: LA BIBLIOGRAFÍA GENERAL Revisando diferentes estudios de bibliografía general, he encontrado re– ferencias de muchos libros de horas impresos inmediatamente después de aparecer la imprenta; se citan numerosos incunables y otros muchos de prin– cipios del siglo XVI, y en ninguna parte he hallado referencia alguna a este pequeño Libro de Horas a que dedico el presente estudio 12 • Casi todos los Libros de Horas que he podido localizar en las bibliografías están impresos en París, aunque su texto esté en romance o castellano; el es– tudiado aquí se imprimió en Ruán 13 • Se ha hablado de un libro de Horas Romanas en Romance impreso en Estella por Miguel de Eguía en 1548; aparece por primera vez esta referencia en los escritos del señor Odriozola, pero sin haber visto él la obra impresa; tampoco hay ejemplar alguno con este título y lugar de impresión en la Bi– blioteca Nacional y ni el señor Arigita 14 ni Pérez Goyena la vieron 15 • Estos Libros de Horas o devocionarios impresos tuvieron vida muy cor– ta; tras la irrupción del protestantismo, vino la dura Contrarreforma, y el 10 Archivo familiar de los Borda (Baztán). 11 Se atribuye este paso de gigante para la divulgación de la cultura, a Johan Guten– berg (m. 1468) con la primera edición de la Biblia en latín, no después de 1455. La primera Biblia hebrea completa apareció en 1488, en Soncino, Italia. Ver Abba EBAN, Legado. La ci– vilización y los judíos, Madrid, Publicaciones Sheva, (1987). Ver p. 213. 12 He de agradecer a Roberto San Martín Casi, de la Biblioteca Pública de San Pedro (Pamplona), su ayuda desinteresada en esta búsqueda bibliográfica. Tampoco él dio con la nota correspondiente a este "Devocionario". 13 Palau presenta dos Libros de Horas anteriores a 1500 y varios más impresos a lo lar– go del siglo XVI. PALAU YDULCET, Antonio, Manual del Librero Hispano Americano, tomo 6°, Barcelona, 1953, p. 645 s. 14 ARIGITA LASA, Mariano, Bibliografía Navarra o descripción de las obras impresas en este antiguo Reino desde el descubrimiento del arte tipográfico hasta nuestros días, tomo I, Pamplona, Imp. Provincial, 1901, 312 p. 15 PÉREZ GoYENA, Antonio, S.J., Ensayo de Bibliografía Navarra. IX volúmenes, Pam– plona, "Príncipe de Viana", 1947-1964. [5] 211
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