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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL No se puede negar que hay un gran parecido con las formas literarias que nos ha proporcionado nuestro Libro de Horas. El mismo periodista nos proporciona otros versos, esta vez más evolu– cionados, debidos a Gonzalo de Berceo, preparados en honor de San Millán, a quien está dedicado el monasterio: "Nin nieves, nin dadas, nin ventiscas mortales, nin cansedat, nin famme, nin malos temporales, nin frio, nin calentura, nin estas cosas tales sacar non lo pudieron dentre los matorrales". Esta pequeña estrofa sí que nos da un punto de referencia más concre– to, para los himnos no bíblicos de las Horas de la Cruz y Horas del Espíritu Santo, que acabamos de estudiar. El parecido entre ambas rimas y construcción hace pensar que alguien de la escuela de Berceo, proporcionó estos breves himnos al compilador de este pequeño Libro de Horas, dejándonos un rastro de la gracia y sencillez con que Gonzalo de Berceo escribía sus obras 97 • Quizás se trate de autores o escuelas posteriores, como el Marqués de Santillana o López de Ayala...; no he pretendido investigar este tema en estas páginas, por lo que doy por terminado el problema de la familia literaria a que puede pertenecer nuestro Libro de Horas. Una reflexión muy somera me hace incluir estos versos en el grupo de los autores del Mester de clerecía. Salmos penitenciales Terminada la oración del iuste Iudex, un precioso grabado representan– do el juicio de Salomón da inicio a la sección penitencial del Devocionario, con los siete salmos penitenciales. Se trata de los salmos que hacen los nú– meros 6, 31, 37, 50, 101, 129 y 142 de la Vulgata. Como en los casos anterio– res, me detendré solamente en los puntos o palabras más difíciles de inter– pretar o que proporcionan referencias antropológicas de algún interés. En el salmo 6°, versos 4° y último, se nos dice: Torma (sic) señor ayna y salua me por la tu sancta misericordia. y liura la mi anima. Pues ayan verguen<;:a y conturbense mucho todos los mis enemi– gos y tornense muy ayna a dios y ayan verguenc;a del mal que fizieron. La palabra "ayna" que se repite dos veces es lo mismo que "presto" deri– vado de ahina, según García de Diego. En el salmo 37, en el verso penúltimo, se lee: Pues me quesiste criar fazer a la tu ymagen y redimir y comprar por la tu sangre muy preciosa. 97 Gonzalo de Breceo nació en 1196; fue monje del monasterio de San Millán. Él mis– mo dio noticia de su origen: "Gonzalo fue so nomne qui fizo est'tractado, / en Sant Millán de Suso fue de ninnez criado;/ natural de Verceo, ond'sant Millan fue nado". 250 [44]
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