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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL Traducción de la Biblia Española: La ciudad de Tiro viene con regalos, los magnates buscan tu fa– vor. Con todos los honores penetra la princesa, vestida de tisú de oro y brocados. Muy bien trabajada la nueva traducción, pero sin el encanto de la de nuestro Libro de Horas. En el salmo 45, me detengo en un verso, por el término utilizado, fácil de entender, pero hoy fuera de uso: El rebatamiento del ria alegra la cibdad de dios: sanctifico a su morada el muy alto. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada (Biblia Española). Ambos versos dicen exactamente lo mismo, pero en el primero se ex– presa mejor el colorido que presta a cualquier rincón del mundo, el canto constante y bullicioso de las aguas de un río. El salmo 86 ofrece el encanto de la relación del pueblo de Israel con los pueblos no escogidos, encanto no comprendido todavía por el pueblo de Israel: Remembrador sere de raab y de babilonis: sabientes a mi. Ahe que los estrangeros y el tiro y el pueblo de etiopia aquestos fueron allí. Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han rtacido allí. (Biblia Española). Salmos para miércoles y sábados, según la rúbrica. Después de haber explicado tantos párrafos escriturísticos de los salmos del Libro de las Horas, pocos comentarios tengo que añadir, teniendo además como ayuda el Glosario del apédice del estudio. Salmo 95: Alegrense los cielos y gozese la tierra: sea comouida la mar y la llene dumbre della gozar se han los campos y todas las cosas que en ellos son. Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen las campiñas y cuanto hay en ellas... (Biblia Española). La comparación de ambas traducciones nos hacen adivinar cuanto pa– rece querer decir el traductor del siglo XV o XVI. Oscurece mucho en la ver– sión antigua la falta de puntuación; escribiendo: Alégrense los cielos y gócese la tierra, sea conmovida la mar la llene de umbre della; gozar se han los campos y todas las cosas que en ellos son, lo entendemos mejor. Queda por aclarar la contracción que acabo de descomponer, dumbre, incluida la abreviatura. Se– gún García de Diego (DEEH) en el castellano antiguo y en el navarro aparece la palabra en diferentes formas, todas procedentes del latín umbrare, oscure– cer; se trataría, pues, de sombra; pero aún añade Corominas, que hay regio– nes del norte de España donde se usa este término "de umbre" como "chapa– rrón que alterna con escampados': Algo de esto parece significarlo aquí. 244 [38]
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