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VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL La primera obra sistemática sobre la literatura metalúrgica son los «Libri duodecim de re metallica» que publicó en 1515 el famoso médico de Chemnitz, Georg Agrícola. La obra contiene una completa visión de todas las formas conocidas en aquel tiempo, referentes a la obtención, elaboración y prueba de los minerales, pero el capítulo sobre la obtención del hierro es el más pobre de toda la obra. Agricola no conoce ningún otro método de obtener el hierro que «sacándolo directamente de sus minerales», por el procedimiento, dice, Rennarbeit, lo que es una prueba de que en su tiempo ( siglo XVI) se trabajaba exactamente como hacía 2.000 años «en el boscoso valle griego», sin progreso alguno. El método utilizaba pequeños hornos, (llamados más tarde hornos o forjas catalanas), parecidos a los hornos de las herrerías; se usaban fuelles débiles e imperfectos, con los que difícil– mente se alcanzaban altas temperaturas, llegando a una fusión pastosa del metal, reducido de sus óxidos por el carbón vegetal. En el norte de Europa se establecieron pronto hornos de mayor enver– gadura, llamados Wolfsofen o Stückofen, en cuyo fondo se acumulaba de tiempo en tiempo un producto más o. menos semejante al acero, llamado Wolf {lupia o lobo), que se sacaba, abriendo el horno por la parte delan– tera, para forjarlo después en los cepos y yunques. Pero el hierro así obte– nido, aunque mayor en cantidad, resultaba de peor calidad que el de las forjas catalanas; parece casi con seguridad que estos altos hornos comen– zaron ya a usarse en el siglo XIII. Más tarde, cuando se utilizó la fuerza hidráulica para mover los bar– quines 2 y se eliminaron los fuelles de mano, descritos por Agricola, se obtuvo tanto viento y con tal presión, que se consiguieron hornos de mayor altura todavía, hasta 5 ó 6 metros; ~e obtuvo de esta forma un hierro fluido, bruto, que, sin duda porque salía como escoria, se mvo como hierro impuro, y, mezclándolo con nuevo mineral, se sometía a un segundo tratamiento en el mismo horno. Poco a poco comprendieron que el tal hierro era de buena calidad ( hierro colado), y tratándolo en hornos de bóveda, conseguían trans– formarlo en hierro dulce o en acero, a discreción del ferrón, por simple corriente de aire (pudelado o pudelaje); se había conseguido el método indirecto de obtención del hierro. Nuestros hombres utilizaron solamente el método directo, y todavía en 1808 aparece una obra donde se defienden las óptimas propiedades de este método, en contraposición al del hierro fundido o colado. 3 • 2 Barquines o varqU:ines son los fuelles grandes que han usado las fraguas manua– les y que antiguamente usaron las ferrerías. 3 MUTHUON, J. M., Traíté des forges dítes catalanes ou l'art d'extraire directement et par une seule opération le fer de ses mines. Turin, 1808, 238 pp. 346 [21

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