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FERRERÍAS Y FERRONES POR TIERRAS DE BAZTÁN Pero, sigamos con nuestro ferrón de Lesaca, testificando ante tribunal tan comprometedor y solemne. Dejadas ya en claro las medidas de la obra, viene el capítulo de cos– tos: la herrería, casa, aparejos, acequia, anteparas, sangradera y presa, herra– mientas de hierro, fustas, teja, clavazón, etc.... , excluyendo los «barquines» y hornos de cocer mena, la preparación de caminos, etc.... , costaría 1.700 ducados. Por otra parte, la vivienda de los ferrones, aun haciéndose de ma– dera, costaría 200 ducados, que, sumados a la cantidad anterior, dan 1.900 ducados. Es el presupuesto de la obra total. Queda por cuenta del arrendador el comprar y acarrear mena y fabri– car y transportar el carbón. Pero se concede al arrendador una granja por todo lo alto: podrá disponer de pasto y agua para 100 ovejas y cabras, 12 bueyes y 12 vacas, 24 puercos y los machos y rocines necesarios para aten– der a las necesidades de acarreo de la ferrería. No se trataba de pequeñeces, ciertamente. Con todas estas cargas y derechos, cree el testigo lesacarra que se podría arrendar en 300 ducados por año. Y el escribano testifica que firmó el testigo de su puño y letra, junto con los demás del tribunal. Si en las medidas el embrollo era regular, nos vemos aquí enredados en un problema con solución poco menos que imposible, si queremos hacer– nos una idea del valor real de la obra, con nuestra mentalidad de la actual moneda, tan débil que sus cifras suben por millones en cualquier empresa industrial, por pequeña que sea. El ducado era una moneda de oro que se usó en España hasta fines del siglo XVI, y su valor variable nominal parece estar próximo a las siete pesetas; correspondía a 375 maravedís u 11 reales y un maravedí «de los de entonces». El valor, traducido a pesetas nominales, no es grande, pero qué dudar de que su valor real era considerable. SEGUNDO TESTIGO DE INFORMACION El segundo informador es el francés Domingo de Iparraguerre, de 58 años de edad, vecino de Ezpeleta (Espelette), «herrón» de la ferrería de «samper» ( Senpere, Saint-Pée-sur-Nivelle). Testifica este señor que examinó junto con el anterior detalladamente el proyecto, pero cree que la obra de la ferrería, con canal y demás adita– mentos necesarios (excepto los «hornos de hacer menas»), podrá costar más [7] 351

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