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VIDAL PEREZ DE VILLARREAL chas de estas lámparas unas hojitas secas de la flor de una hierba bastante frecuente por la cuenca del Ebro y •poco común en la zona húmeda del nor- te de la Península. :,, Simpático y agradable resulta, al tocar este tema, nuestro Sebastián de Covarrubias; al hablar de estas plantas, dice: «... otro tercero verbasculo, llamado lychnitis (Dioscorides), el cual nombre con razón se le debe por cuanto de su meollo suelen hacerse exce– lentes mechas para los candiles y lámparas». «... otra tercera, también baxi– ca, llamada de unos lychnitis y de otros tryallis, la cual produce tres o cua– tro hojas o algunas más gruesas, grasas, anchas, cubiertas de vello, y es muy útil para mechas a los candiles». 33 Popularmente se llama a esta planta candilera, candelaria, mechera, hier– ba de torcidas y otros sinónimos más. Se le suele llamar con Linneo en el lenguaje internacional de la Botánica, «Phlomis lychnitis» y se da la explica– ción siguiente: «Los griegos designaron diversas especies del género de los gordolobos y de las candileras con los nombres de phlomos o phlomis, derivados de phlox, llama, porque sus hojas se us_aron para mechas o torcidas de los candi– les». 34 El sacristán a que he hecho referencia, el religioso capuchino Hermano Rufino de Lizasoáin, hacía uso preferentemente de l~s hojas de las flores, una vez secas. Don José María de Lacoizqueta no describe esta variedad entre las plan– tas estudiadas por. él en Vertizarana, lo que no es de extraí'íar, por tratarse de una especie poco frecuente en estos climas de la Espaí'ía húmed~? péro sí nos describe un junco que él seguramente utilizó con los fines in,dicados, dada su observación que copio a continuación 35 : (<Algunas especies de Juncus, como el glaucus, sirven para hacer ligadu– ras; el meollo de las mismas, constituido de elegantes celdillas hexagonales en su mayor parte, sirve de mecha para las lámparas. Corre el aceite muy bien por su tejido, y en las iglesias pueden muy bien utilizarse, particular– mente donde, por la construcción especial del edificio, es difícil la conser– vacióQ. de la luz». Del verbascum solamente indica que en castellano se le llama gordolobo y en vascuence apobelarra, pero sin ninguna referencia al uso señalado arriba. Como párroco que fue de Narvarte, habría hecho uso más de una vez de este junco, para mantener la luz de la lámpara de su templo parroquial A estas divagaciones etnográficas y etnológicas me ha llevado el monopo– lio conseguido sobre las yescas del Baztán por el vecino que no quiso dejar su nombre para la posteridad. 33. COVARRUBIAS, S. Op. cit. 34. FONT QUER, PIO. Op. cit. 35. LACOIZQUETA, J. M• - Op. cit. p 89, n.° 721. 172 [20]

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