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VIDAL PEREZ DE VILLARREAL y la yesca queda muy blanda y flexible, lo que la hace mucho más inflama– ble» 13 . Y nuestro inefable Sebastián de Covarrubias nos dice: « Yesca: Es el cendal quemado o la esponja preparada o el hongo seco, o otra materia tan seca y tan dispuesta para recebir el fuego que, saltando en ella una sola centella, se emprende el fuego; y así se dixo yesca, quasi esca, Jomes, porque se la come el fuego y en si abra<;a y le conserva, a fovendo et edendo. Estar seco como yesca y arder como yesca, aprehenderse como yes– ca» 14_ Y en nuestros literatos se pueden recoger referencias como «Yesca me han hecho al invisible fuego» de Cervantes 15 y «ojos hechos una yesca» de Quevedo 16 , y la frecuente referencia al yesquero o «bolsa para llevar yesca de encender». De todas estas citas se puede concluir que, aunque con Covarrubias el término yesca se refiera a cualquier producto preparado para dejarse infla– mar fácilmente por alguna chispa, lo más frecuente ha sido considerar como yesca al hongo formado en los troncos de los árboles en forma de casco de ganado caballar, «pedís equini facie». A la explotación, pues, de este tipo de hongo se referiría el avispado in– dustrial baztanés de nuestra historia. Muy extensos son los bosques del Baztán, y, aunque no hayan gozado ciertamente de una excesiva población arbórea, ha habido y hay muchísimos robles de diferentes variedades y mayor número de hayas magníficamente desarrolladas, donde poder recoger el hongo yesquero. (Fotografía n. º 2) Seguramente que prepararía él mismo las yescas en su industria artesa– nal, para hacerlas suficientemente inflamables, y las vendería en buenas condiciones de precio, porque constituían entonces uno de los elementos básicos de la economía doméstica y social: la obtención del fuego en todos los ho– gares baztaneses, españoles e incluso europeos, porque en los pueblos de Europa se empleó de forma casi exclusiva este método para obtener el fuego desde los tiempos más remotos, como puede colegirse de la referencia siguiente: «Para obtener la yesca y prender fuego en ella con las chispas del peder– nal, este hongo se emplea desde remotos tiempos anteriores a nuestra era. A esta especie hay que referir cuanto expone G. F. L. Sarauw en «le feu et son emploi dans le nord de l'Europe aux temps préhistoriques» 17 . La producción del fuego Hace ya algunos meses que tuve una larga entrevista con un misionero 13. QUER, JOSEPH - Flora española e historia de las plantas que se crían en España. Ma– drid, Joaquín Ibarra, 1762. Tomo II p. 193 y lámina XXIII. 14. COVARRUBIAS, SEBASTIAN - Tesoro de la lengua castellana o española. Edición Martín de Riquer. Horta, Barcelona, 1943. 15. CERVANTES SAAVEDRA, MIGUEL DE - La galatea, libro primero. Obras completas. Madrid, Aguilar, 1943, p. 566 b. 16. QUEVEDO, FRANCISCO DE - Los sueños. Clásicos castellanos, XXXIV, p. 36. Madrid, 191 7. 17. FONT QUER, PIO - Plantas medicinales. El Dioscóridt~ renovado. Barcelona, Labor, 1980, p. 30 s. No he podido compulsar sus referencias. · 166 [14]
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