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VIDAL PEREZ DE VILLARREAL Termina la superficie discoidea con una cenefa en bajorrelieve, compuesta de triángulos equiláteros, con la base en el borde del disco y dirigidos al centro del disco los vértices opuestos a las bases, como si se tratara de centrar bien el simbolismo prin– cipal: irradiación energética de algo invisible, representado en el vacío central, donde en otros casos se suele representar una cruz; quizás aquí se haya querido sustituir la au– sencia material del difunto, por su presencia espiritual invisible. La superficie discoidal está limpia, clara y bien conservada, salvo un desconchado de la derecha y algún pequeño desgaste de la arenisca en forma diametral sobre las co– ronas circulares. La ornamentación de la orla en forma de triángulos, en cambio, está muy desgastada y son pocas las formas geométricas visibles, También se ha podido estudiar ahora la ornamentación existente en el canto externo de la estela; consiste en ondulaciones grabadas en relieve muy pronunciado en la arenisca del disco, dando a la estela un complemento simbólico inapreciable. Es de notar también el hundimiento del disco circular en su parte superior; al no poder verlo directamente, lo dibujó el señor Aguirre como círculo perfecto, suponiendo se trataría de algún desperfec– to del material, pero ahora se puede asegurar que se trata de la obra original, porque la ornamentación sigue el simbolismo ondulatorio energético en sucesión continua. La arenisca que se utilizó para preparar la estela es muy dura y compacta, de color rojo, perteneciente a las duras rocas del "trias" de toda la región baztanesa y de cinco villas. SIMBOLISMO Se trata de una superficie discoidea donde se puede imaginar fácilmente la irradia– ción de energía a partir de un centro emisor, vacío en este caso; la irradiación consiste en una propagación de la energía de un punto central vibrátil, en forma de movimien– to ondulatorio, y, a partir de ese punto central, termina en los vértices de los triángu– los, que a su vez la concentran en el disco, dando al conjunto gran riqueza expresiva. La misma ornamentación del canto de la estela es una continuación de este simbo– lismo del centro emisor, extendiendo la energía radiante a todo el cuerpo del disco; la estela vibra también en su interior. * * * Bibliografía para este apéndice AGUIRRE SORONDO, Antxon. Beinza-Labayen: Historia, Tradiciones y Estela Ro– mánica, en Anuario de Eusko-folklore, 32 (1984), p. 9-19. (No debe llamar la atención que esté firmado el estudio etnográfico en 1986 y se publicase en 1984, debido a que habitualmente sufren notables retrasos este tipo de publicaciones). PEREZ DE VILLARREAL, Vidal. Estelas discoideas del Valle de Baztán (Navarra), en CEEN, 18 (1986), p. 309-363. No puede faltar en ningún estudio de esta clase la referencia a la obra clásica sobre 156 [36]

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