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VIDAL PEREZ DE VILLARREAL Astros, metales, tiempo y piedras preciosas, todo se funde en el talismán forman– do verdaderos dijes astrológicos. Muchos de los adornos femeninos hoy usados pertene– cen a este tipo, aunque hayan perdido ya el carácter mágico que les atribuía la anti– güedad. A las piedras preciosas se les tallaba con suma delicadeza, dándoles formas geomé– tricas y dotándolas de un alto poder reflector de la luz, transformadas así en centros emisores de luz, reflejada en todas las direcciones de los planos en que el artesano sabía tallarlas, fuesen amatista, topacio, jacinto o cualquier otra especie principalmente el diamante puro y límpido, reflector de la luz como ninguna otra piedra preciosa, por lo que se le conoce también como "brillante". No me parece muy atrevido, según esto, adelantar que todos esos símbolos estela– res derivados del Sello del Anillo de Salomón, puedan representar piedras preciosas ta– lladas geométricamente para simbolizar el brillo de la virtud del cristiano reflejada en su estela funeraria; su vida cristiana y sus virtudes refulgen como la luz reflejada en los brillantes y piedras preciosas similares. Razón tenía Vinson al señalar que este símbolo estelar del Sello de Salomón era un verdadero talismán para el cristiano; donde los hebreos creían leer las letras del nom– bre de Yahvé, los cristianos veían el brillo de su virtud; "las piedras preciosas y los as– tros influyen en el destino humano", era la mentalidad de la época, y "reflejan sus vir– tudes después de la muerte", añadía la fe en el destino espiritual de la vida. Finalmente y, a la vista de la figura adjunta (Figura 26), quiero reseñar la coinci– dencia entre el complejo signo estelar de ocho puntas y sus diagonales entrecruzadas, con la representación medieval de la rosa de los vientos, como índice de orientación en la vida; mezcla de astrología y de astronomía, la cruz cristiana aparece también aquí se– ñalando el origen de la luz, el Este, y la flor de LIS la orientación a la estrella más fija del firmamento, la polar, punto de referencia para el navegante adentrado en el mar, lejos de tierra firme. En realidad aquí se han superpuesto dos formas estelares octogo– nales con sus respectivas diagonales, para dar al audaz navegante valores intermedios entre los cuatro puntos cardinales. De nuevo aparecen aquí las formas astrológicas en la orientación de la vida, y, aunque el centro esté ocupado por la aguja magnética, al lado aparece siempre la cruz dirigida hacia el oriente, para dar significado cristiano al sentido de la vida que en la Edad Media lo llenaba todo. * * * La Cruz cósmica Según Bagatti (BAGATTI, 1981-82) la cruz cósmica es la cruz de brazos iguales encerrada en un círculo; sus cuadrantes simbolizan los cuatro puntos cardinales, como expresión de la irradiación de la fe cristiana por el mundo entero; con frecuencia estos cuadrantes van ornamentados. Muy positiva fue la aportación de René Quehen en el Congreso Internacional de San Sebastián del mes de octubre de 1991, al proponernos como inculturación real del cristianismo en el ambiente helénico el abrazo entre el rosetón de Apolo y la cruz cristiana. Los paganos y los judíos se unen en Dios por la cruz de Cristo; persistencia del mensa– je de los apóstoles en subrayar la universalidad del cristianismo. Este es el origen de las cruces cósmicas. 152 [32]

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