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ESTELAS DISCOIDALES DEL VALLE DE ARANGUREN (NAVARRA) siempre hacia la salida del sol: el oriente, la dirección Este de los puntos cardinales. Podría entroncarse esta simbología con el culto solar pagano que incluía también entre sus divinidades al sol, fuente de vida, luz y calor. Así como el LIS es poco frecuente en las estelas de Aranguren, la rosácea se repite y se le puede atribuir el mismo sentido del heliotropo. En realidad, la cara estelar de esta rosácea se debía orientar hacia el Este. La rosácea puede representar también la yema o cogollo tierno de una planta en desarrollo, donde se encierra todo el futuro de su vida. El talismán Los talismanes son figuras o símbolos grabados en metal o en piedra; se les atribu– yen virtudes sobrenaturales. El talismán procede de la astrología caldea y babilonia; pasando por Egipto, se in– culturizó en el imperio romano, ocupando un puesto importantísimo en la vida del hombre medieval; de aquí deriva la afición folklórica a los horóscopos del mundo cul– tural actual. En la Edad Media se cultivó la Astronomía sólo como ciencia auxiliar de la Astrología; la navegación no era posible más que en las proximidades de las costas: el Mare Nostrum y las costas Atlánticas europeas y africanas, pero no más abajo del ca– bo Bajador, donde comenzaba el Mar Tenebroso. Aparece la brújula en el siglo XIII en manos de navegantes españoles, heredada de los árabes; dice Alfonso X el Sabio en sus Partidas: "... et bien así como los marineros se guían en la noche oscura por la aguja que les es medianera entre la estrella y la piedra et les muestra... ". También hablaba de ella Raimundo Lulio en 1286 en Fénix de las Maravillas: "los navegantes de su tiempo se servían de instrumentos de medida, de cartas marinas y de la aguja imantada". Para J. Vinson (COLAS, 1923) el Sello del Anillo de Salomón era un talismán muy usado entre los primeros cristianos; se suponía grabado en él el nombre de Yahvé; nada era imposible para el feliz mortal que lograba poseerlo. Se diferencia del amuleto en que éste tiene que ser llevado siempre, mientras que .el talismán puede estar guar– dado en otro lugar con todo respeto, pero sin olvidarlo, porque de otra forma no pro– duciría efecto alguno. Plinio habla en su Historia Natural de la influencia de las pie– dras preciosas en el destino humano y entre astrología y magia hicieron una atractiva mezcla de astronomía, metalurgia y piedras preciosas, paralelamente al tiempo, seña– lando los días de la semana con su nombre astrológico específico (siete días de la sema– na, siete metales, siete piedras preciosas y siete astros girando en torno a la tierra cen– tro del universo); se trata de una conexión simétrica entre tierra, firmamento y eterni– dad, representada por el curso del tiempo en conexión con los astros. Los siete astros dieron origen al nombre de los días de la semana y a cada astro se le asignó un metal y a cada grupo metal-astro, el de una piedra preciosa. En nuestra cultura latina el domingo y el sábado no guardan esta regla, pero en las culturas anglogermánicas, sí; utilizaré sus nombres para estos días: [31] Sunday (Domingo) - Sol - Oro - Jacinto. Lunes - Luna - Plata - Esmeralda. Martes - Marte - Hierro - Amatista. Miércoles - Mercurio - Topacio y ágata. Jueves - Júpiter - Estaño - Berilo. Viernes - Venus - Cobre - Cornalina y turquesa. Saturday (Sábado) - Saturno - Plomo - Calcedonia y ónice. 151

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