BCCCAP00000000000000000001283

Los capuchinos de Fuenterrabía de julio a septiembre- de 1936 251 continuó residiendo en Pamplona hasta el año de 1935, dedicado totalmente al ministerio apostólico religioso y sacerdotal en todas sus posibles facetas. No quiero de dejar de recordar la siguiente anécdota que él nunca olvidó y siempre comentó; llevaba poco más de siete años separado de su familia cuando su madre le visitó en el convento de Tudela; ella sólo hablaba el euskera y él lo había olvidado hasta el punto de que le resultaba muy difícil seguir con fluidez el diálogo con su madre; nunca olvidó el padre Dámaso las lágrimas de su pobre madre y tomó la . firme resolución de recuperar y dominar a la perfección su idioma materno, cosa que le fue muy sencillo por tratarse del idioma que había mamado desde. sus primeros años; procuraría además dedicarse al apostolado oral y escrito preferentemente en ese idioma y así funda– ba en 1913 una hoja mensual de carácter apostólico, lrugarren Prantzis– kotarra, junto con el padre Buenaventura de Oyeregui, otro gran após– tol del pueblo sencillo de lengua euskaldún. Mayor impacto social tuvo la publicación mensual, lanzada por toda Euskalerría a partir del año de 1919 bajo el título de Zeruko Argia; la dirigó él personalmente hasta el año 1936, llegando a un número de suscriptores notabilísimo, dada la pequeña extensión territorial de los vascongados: seis mil ejemplares (6,000). El día 27 de Enero de 1921 se le nombró miembro de número de la Real Academia de la Lengua Vasca, disertando sobre las formas del verbo vasco en Navarra en el Salón de Plenos del Ayuntamiento del Baztán, sito en Elizondo. Vocal de la entidad Euskararen Adiskideak (amigos del vasco o del euskara) revolvió cielo y tierra para conservar y propagar el conocimiento de su· idioma materno. En 1935 pasó al convento de Fuenterrabía donde siguió dirigiendo las dos citadas publicaciones, siempre bajo el lema que tomó del Papa San Pío X, Politica nostra est crox, (nuestra política es la cruz, es decir, solamente el ministerio sacerdotal). Solía repetir la frase de este santo ,, Pontífice: "Unanse todos los hombres de buena voluntad, cuantos quieran combatir la batalla del bien y de la paz de Cristo, bajo la dirección de los Pastores de la Iglesia". Le sorprendió la guerra civil en 1936 en este convento de Fuente– rrabía; el día 26 de Noviembre de 1936 embarcaba en Lisboa rumbo a Sudamérica, y se desenvolvió en la República de Chile con plenitud de alegría seráfica y libertad apostólica absoluta durante más de treinta años, volviendo a Pamplona en 1968 con la ilusión de siempre y el espíritu apostólico que le había hecho recorrer casa por casa todos los pueblos que podían prQporcionarle novedades idiomáticas euskéricas, alternando con la ayuda espiritual a las sencillas almas de los pueblos, principalmente del noroeste de Navarra.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz