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l. LOS RELIGIOSOS CAPUCHINOS DE FUENTERRABIA Se establederon en Fuenterrabía lo~ religiosos capuchinos en 1663; miembros pertenecientes a esta misma Orden residían ya en sus cerca– nías: en Rentería desde 1612; en Vera de Bidasoa desde ltflil y en la ciudad de Bayona (Francia) desde 1615. Los cambios sociales, políticos y religiosos que se desencadenaron sin solución de continuidad a partir de la Revolución Francesa de 1'89, influyeron directamente en todos ellos; el convento de Bayona desapareció en los primeros años de la revolución,. y los conventos españoles-, pasados los vaivenes de . .las guerras de la Convención y de la invasión napoleónica después, y las alternativas constitucionales españolas de 1820, quedaron suprimidos a partir de 1834; el de Vera de Bidasoa desapareció por completo incen– diado por las tropas cristinas; el de Rentería, desamortizado, cedió sus terrenos a una industria todavía existente en el Alto de Capuchinos, y el de Fuenterrabía pasó por diferentes manos hasta llegar a propiedad de D. Pedro Hospitaleche, de nacionalidad francesa; éste lo destinó a viviendas y almacenó trapos y chatarra de mil clases en su iglesia conventual, junto a pequeños talleres artesanales de alfarería y herrería. Un grupo de estos religiosos exclaustrados se refugió en Francia e intentó establecerse en Ustaritz (Laburdi), consiguiendo por fin realizar sus ideales en la ciudad de Bayona, inaugurando el actual cenobio capuchino en sus afueras en 1856, bajo el dinámico impulso del padre