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276 Vida! Pérez de Villarreal Tratando de quitar importancia a este asunto y terminar amigable– mente el interrogatorio dijo uno de ellos: Eso no significa nada, porque también nosotros recibimos en nuestra administración toda clase de pren– sa por interc?mbio. Se despidieron alabando y agradeciendo la sinceridad de mis expre– siones y la valentía con que había defendido los intereses de mis herma– nos de hábito de Fuenterrabía. Los hombres confian en las armas, los cristianos en Dios El día 8 de setiembre, queriendo cumplir lo mejor posible con el compromiso parroquial llegué a primera hora a la parroquia; el coadjutor que celebró la misa de 7 estuvo nervioso y preocupado; él no podía sospechar nada de mis apuros en la sacristía; pero después de misa, no salía de su asombro cuando yo le explicaba los incidentes del interrogato– rio militar en la sala de la sacristía. En cambio dirigí con normalidad el ejercicio de la novena durante las misas de 9 y 11. El día 9 de setiembre, no recuerdo exactamente la hora, pero sí que era durante la misa y que el templo parroquial estaba rebosante de fieles cristianos. Yo me encontraba dirigiendo desde el púlpito los rezos de la novena. De repente la aviación enemiga sobrevolaba la iglesia atronando el espacio; nadie podía dudar de su proximidad; todos temimos lo peor. la gente muy asustada hizo ademán institivo de levantarse y salir. Entonces levanté la voz cuanto pude para que no se dejaran llevar de la primera impresión y les dije en castellano y en vascuence: Hermanos: Estamos. bajo la protección de la Santísima Virgen María. Ella nos ha protegido siempre; también nos protegerá en estos momentos de peligro. Sigamos la novena con el mayor fervor posible. Todos obedecieron. Poco después explotaba una bomba en la calle muy cerca de la sacristía; otra bomba cayó un poco más lejos. Gracias a Dios, no hubo que lamentar desgracias personales, ni dentro ni fuera del templo. Terminada la función religiosa, la gente llena de alegría daba gracias al Señor y a su venerada Virgen de Guadalupe por haberles_ librado providencialmente de los peligros del bombardeo. Comportamiento de la comunidad Muy agradecidos a los PP. de los Sagrados Corazones volvimos al convento de capuchinos tan pronto como pudimos, aunque sin ceremonia especial.
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