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Los capuchinos de Fuenterrabía de julio a septiembre de 1936 275 Un caballero que estaba detrás de los inquisidores y que hasta ese momento parecía como distraído, abstraído en sus propios pensamientos, como si no prestara atención a nuestra conversación, intervino aviesa y descaradamente diciendo: Usted parece que no está dispuesto a decir la verdad, porque me consta que todos los días, todos los Padres que iban a celebrar la misa de las 6,30 en la iglesia parroquial de Irún, compraban el "Euzkadi", y para las siete ya tenían el periódico en el convento. Un tanto nervioso le contesté preguntando a mi vez: ¿Usted me ha visto comprando el "Euzkadi "? El, sorprendido por mi pregunta, contestó: No. Yo no le conocía a usted. Antes de que él pudiera decir una palabra más le dije: Yo soy uno de los que iban a celebrar la misa de 6,30 en la iglesia parroquial de Jrún; y jamás me habrá visto nadie comprando el "Euzkadi". Por consiguiente no diga usted que todos los Padres compraban el "Euzkadi". Más todavía, díganos usted: ¿A qué Padres ha visto comprando el "Euzkadi"? El no quería nombrar a ningún religioso por su propio nombre. Por eso contestó: Uno que tiene la barba un tanto encanecida. Le repliqué: También yo la tengo y la tenemos muchos religiosos. Esa señal no es suficiente para distinguir bien a una persona de otra semejante. . Otro de los inquisidores, en cambio, · daba la impresión de haberse aprendido de memoria desde el primero hasta el último de todos los nombres de los religiosos de nuestra comunidad; y me hizo preguntas bien concretas y bien pensadas a cerca de tres de nuestros religiosos. Nombró al primero y preguntó: ¿Está aquí? ¿Dónde está? Contesté: En Francia. Rápidamente volvió a preguntar: ¿Desde cuándo? Contesté: Desde hace unos quince días. Nombró al segundo y como repitió las mismas preguntas, obtuvo también las mismas respuestas. Nombró al tercero y como no cambió la retahila de preguntas, yo no tenía por qué cambiar el estribillo de mis respuestas. Dominada la situación psicológica les dije: Pueden ustedes ver los libros de las cuentas de nuestro convento, y no encontrarán pago alguno de prensa nacionalista. Lo cual les demostrará que la comunidad se ha abstenido de comprarla, y que ha cumplido fielmente el mandato de nuestros superiores prohibiéndonos inmiscuirnos en asuntos políticos. Yo soy el único que recibía prensa nacionalista en calidad de Direc– tor de las revistas 'Zeruko argia" e "Jrugarrengo Prantziscotarra ".
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