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Los capuchinos de Fuenterrabía de julio a septiembre~de 1936 265 Fray Benito de Osteriz Al saltar por la ventana aquella noche se rompió una costilla y alcanzó a ocultarse en el maizal de la huerta. Dominado por el susto y en su loco afán de huir, poco después atravesó la tapia por la parte más alta de la huerta y pasó la noche entre la maleza del monte. Al amanecer emprendió el descenso por el camino de carros. De repente, cerca de la huerta de la María, vio que un miliciano armado de fusil surguía a la vera del camino. Sin mediar palabra y sin tiempo que perder Fray Benito se abalanzó sobre el miliciano; tras duro forcejeo el miliciano soltó el arma y luego en la lucha cuerpo a cuerpo cayó rodando por la cuesta abajo. Fray.Benito agarró el fusil y se fue a la ría para atravesarla. Pero, a pesar de no saber nadar y de estar la marea alta, turbado por los sucesos anteriores no quería detenerse. Su mayor deseo era alejarse cuanto antes de allí. El primer chapuzón fue el más peligroso; tocó fondo y apoyado en el fusil tomó impulso hacia arriba emergió, salió, respiró y rezó. ~ El mismo no sabía explicarse cómo realizó la travesía. Solamente recordaba que había rezado mucho y con toda su fe, y que había pasado, y que en la otra orilla dejó el fusil, dio gracias a Dios y fue a ocultarse en la espesura del bosque. Entre el calor humano y los primeros rayos del sol de Agosto se secaron sus pobres vestiduras. En todo el día no quiso entrevistarse con nadie. Al atardecer, aprovechando las primeras sombras de la noche se aventuró a cambiar de bando. Tal como se lo había propuesto logró sin mayor dificultad burlar la vigilancia de las tropas milicianas. Ya estaba en la tierra de nadie; ya debía estar cerca de donde provenían los disparos de artillería; el hambre era ca'?(na; su ansia de libertad le daba ánimos para caminar sin desfallecer. Subiendo la empinada cuesta del monte Aya se encontró con una serie de árboles y ramas talados esparcidos en el camino. ¿Era un parapeto? ¿Era una señal automática de alarma? ¿Era una emboscada? Fray Benito no estaba al tanto de trucos y estrategias milita– res. Siguió sin detenerse y a su paso las ramas crujían estrepitosamente. Alertado el centinela echó inmediatamente el iA/to! ¿Quién va? Fray Benito contestó: iEspaña! iUn fugitivo! Se le franqueó el paso y contó a sus aprehensores todo cuanto le había sucedido desde el principio de su odisea.

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