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Los capuchinos de Fuenterrabía de j_ulio a septiembre. de 1936 263 Ese hombre era de estatura elevada y su cabeza era descomunal. · Para amenizar la velada fue contándonos historietas mejicanas todas en relación a la liquidación de curas, frailes y obispos. Regodeándose en sus relatos y tal vez tratando de intimidarnos se expresaba así: Allí, para eso, los llevaban a una casa donde debedan ser ejecutados. Después, uno por uno les hacían pasar por una salita de espera, y después a un corredor; a su remate había un aparatito, que los tomaba por la barbilla y los levantaba en alto, y otro aparatito qüe les hacía ''p/ip" y saltaba la cabeza, hasta que acabamos allí con todos los curas y frailes. Daba la impresión de haber intervenido muchas veces en estas fábu– las o historietas mejicanas. Aquellas dos horas de escenificación improvi– sada nos parecieron dos siglos. Alivio y descuido Dos religiosos ancianos Fray Pedro de Leaburu y Fray Arsenio de Elizondo comenzaron a dar algunos pasos. Inmediatamente un "centine– la" con voz ronca y áspera les conminó: ¿se estarán ustedes quietos? Dirigiéndome a él le reconvine encarecidamente: Dos horas hace que nos tienen ustedes aquí de pie, ¿y se queja de que estos ancianos se muevan un poco? · , El, dándose a la razón, preguntó: ¿flay algunas sillas?... iTráiganlas! Al punto partieron varios religiosos en busca de sillas, pero Fray Benito de Ostériz y Fray Rufino de Lizasoáin aprovecharon la ocasión para huir saltando desde las ventanas del segundo piso. Orden del día El jefe de nuestros visitantes nocturnos se despidió preguntando al P. Superior: lCuántos son ustedes? El P; Melchor contestó: Veintitrés. El jefe de los milicianos, atribuyéndose plenos poderes sobre nosotros, dictó la orden del día: Mañana a las siete estén aquí todos sin falta ninguna. De nada sirvió la reconvención que le hiciera nuestro P. Superior indicándole, ¿ Cómo quiere exigir eso cuando. a estas. horas no sé cuántos religiosos estarán ahora mismo en el convento?