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Los capuchinos de Fuenterrabía ~e julio a septiembre- de 1936 261 El P. Superior les fue explicando y contando cuanto había ocurrido en aquella noche. Y así· fa noticia se divulgó causando estupefacción e indignación entre los buenos fuenterrabianos. Al enterarse de lo sucedido, una comisión de gudaris connotados se presentó ante la Casa del Pueblo para protestary pedir explicaciones de aquella indiscriminada leva de religiosos capuchinos y, finalmente, esa comisión pidió y exigió un documento escrito para la inmediata liberación de los capuchinos. Impresionados los jefes de la Casa del Pueb{o ante la comisión de gudaris, deseando conservar la paz del pueblo, habiendo comprobado la inexistencia de armas en el convento de capuchinos, firmaron en el acto la orden de libertad inmediata para todos los religiosos capuchinos que estuvieran prisioneros en el fuerte de Guadalupe. División de opiniones Terminada felizmente la aventura de la prisión, vinieron las cábalas entre los religiosos. El P. Melchor, siempre tan optimista, estimaba que ya había pasado todo peligro y que podríamos continuar tranquilos la vida de comunidad. Yo consideraba que nuestros enemigos habrían. quedado resentidos y con deseo de volver d~ nuevo al convento para llevarse cuanto les apeteciera. Algunos religiosos temiendo nuevas vicisitudes, optaron para su mayor paz y tranquilidad por refugiarse en Francia. Creí que era mi deber ocultar el dinero de la comunidad. Pero esta actitud dividió nuevamente las opiniones; Para unos era una buena medi– da de prudencia; otros la interpretaron como señal de próximo e inminen– te peligro. Finalmente lo guardé en el mismísimo lugar de siempre y quedó a libre disposición del Superior. Nuevo sobresalto El 21 de Agosto, sobre las once y media de la noche me desperté al oír fuertes campanillazos en la portería. Me levanté; entreabrí la ventana y percibí con mis propios ojos la orden que trasmitían los milicianos rojos a nuestro portero: "Avise inmediatamente a todo los frailes que vayan a reunirse a la habitación del Superior". · Los religiosos sumisos y obedientes cumplieron la orden con la mayor premura posible.

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