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254 Vidal Pérez de Villarreal noticia que no Juera conforme a las que oficialmente se nos comunicarían desde Madrid. El día 20 de Julio uno de los coadjutores de Fuenterrabía fue anotando en un papelito de fumar las noticias que escuchaba oyendo las emisoras de la zona rebelde al Gobierno. Por este papel, Párroco y Coadjutores se enteraron en la sacristía de cuáles eran en realidad las fuerzas sublevadas. Aquel papelito con datos tan interesantes quedó oculto entre las hojas del breviario... De improviso llegaron los milicianos rojos inspeccionándolo todo; hallaron el papelito comprometedor, y se llevaron al Párroco y dos de sus coadjutores a la prisión del fuerte de Guadalupe. Para el servicio principal de la Parroquia quedó entonces el, Capellán organista D. Luis Zufiría. Debido a tan rigurosa ley de prensa, no podíamos entendernos de cuanto pudiera suceder lejos de nuestra zona. Ni tan siquierá tuvimos conocimiento de la carta pastoral de nuestro Obispo de Vitoria en pro de la legitimidad del Movimiento Nacional, porque la censura y el requisa– miento de la correspondencia nos lo impidieron. Así pasamos unos quince días entretenidos con las noticias fantásti– cas del Gobierno republicano y la ilusión que despertaba la posible independencia de Euzkadi. Vigilia inesperada El 19 de Agosto· sobre las tres de la mañana llegó hasta nuestro convento en autobús un grupo de milicianos rojos; estaban armados de fusiles y ametralladoras; se distribuyeron los francotiradores cercándonos y bloqueando todas nuestras posibles salidas; después despertaron y alar– mqron a los frailes agitando furiosa y enérgicamente la campanilla de la portería. El hermano Fray Pedro de Leaburu encargado de la portería acudió presurosamente temiendo que pudiera ocurrir algo urgente y grave. Tan pronto como llegó a la puerta para preguntar ¿Quién viene? ¿Qué desea?, varios milicianos le conminaron amenazadores la orden que traían: Dígale al P. Superior que se disponga a desalojar el convento antes de que lo explotemos. Queremos que todos los frailes vengan cuanto antes a la portería. La noticia fue pasando· al instante de unos a otros, pero algunos religiosos creyendo que podrían burlar aquella orden intentaron huir a través de la huerta hacia el monte Guadalupe. ·
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