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VIDAL PEREZ DE VILLARREAL se repite otras dos veces el mismo tema en la entrada al Monasterio y en la fachada de la residencia de los capellanes, aunque en otras formas y tamaños. El escudo de la puerta de entrada a la iglesia es el más llamativo por su tamaño y por su estado de conservación, prácticamente perfecto; todo él está labrado en la dura piedra arenisca roja de las canteras de la región. Es un escudo partido; su lado derecho lleva un gran escaqueado corres– pondiente al Valle y a la familia promotora de la fundación. En el lado izquierdo se observan cuatro partes superpuestas bien diferen– ciadas: La primera es un cuartelado en sotuer que lleva arriba la Cruz de Calatra– va y tres palos a su izquierda, repitiéndose abajo el mismo tema, pero colo– cando los tres palos a la derecha; en el cuartelado derecho del sotuer se dibuja un castillo y bajo él un león, y en el de la izquierda, un jabalí cruzado a un árbol. Los lturralde se sometieron a las pruebas de la Orden de Calatrava. En la segunda se ve una mano derecha con la palma abierta al público y un estigma en su' mitad; en su derredor se lee en dos líneas IN NOMINE PATRIS (:en el nombre del Padre). Es evidente la referencia a la naturaleza franciscana de las religiosas a las que se dedicó la fundación (la mano estigma- tizada es la de San Francisco de Asís). En la tercera parte se esculpió una capilla o ermita, que podría referirse al título del Monasterio, Nuestra Señora de los Angeles, pequeña iglesia de Asís tan ligada al origen de la Orden Franciscana. La cuarta parte muestra a un caballero montado en su caballo en plan de marcha, enarbolando un sable sarraceno curvado (cimitarra); podría referirse a un aspecto de la vida dij Santa Clara, donde se relata cómo la Santa detuvo con su oración el ataque sarraceno a la ciudad y convento donde residía (Fotografía 5 b). Este escudo se refiere claramente a la institución religiosa ocupante del edificio, por lo que se le cataloga dentro del grupo de «armerías de corpora– ción», en este caso religiosa. Una gran corona de Marqués que encabeza el conjunto, encuadrado de forma simétrica entre marcos pétreos de gran relieve, recuerda que se trataba de la familia lturralde, cabeza del marquesado de Murillo el Cuende, conce– dido a don Juan Bautista de lturralde y Gamio en 1739. /stecorena en Elizondo.- Se registra esta casa en el Apeo de 1726-27 apareciendo como dueño de la misma don Juan Martín de Mendinueta. Es el solar de don Pedro Mendinueta y Múzquiz, Virrey de Nueva Granada 83 • Su escudo lapidario, partido, lleva a la derecha en su parte superior el ajedrezado del común, debajo dos lobos pasantes en palo y sobre ellos una flor. En la parte izquierda lleva un creciente tornado (mira a la derecha del escudo) con líneas de rostro humano en perfil en su interior. Explica Aldazával que el creciente tornado indica «noble espíritu que aspira a lucir en gloriosas empresas» 84 • El escudo está coronado externamente de un casco que mira de frente, con visera abierta y siete rejillas en su mirilla, símbolos de un alto grado en la escala de hidalguía. 83. ZuDAIRE HUARTE, Eulogio: Pedro Mendinueta y Múzquiz Virrey de Nueva Grana– da. Navarra. Temas de Cultura Popular, n.° 233. Pamplona, s.a. 84. ALDAZAVAL: op. cit., p. 84 s. 208 [30]
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