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EULOGIO ZUDAIRE haberse informado en las curias provinciales, participa al soberano español: "Hay diversas oponiones contra lo que dicen haber dispuesto Su Santidad y el Cardenal Legado en aquelimperio (chino) sobre los ritos dogmáticos; lo cual di– ficulta mucho su estabilidad y permanencia" 23 • El plantel misionero consagrado a la evangelización del Celeste Imperio procedía en buena parte de conventos de Filipinas, en que moraban sus superiores mayores. Y por la retoñación de agrias polémicas, soterradas el siglo anterior, peligraba su presencia en el Continente. Defendían los misioneros jesuítas que bien podía contemporizarse con las fies– tas oficiales en honor de Confucio, una vez despojadas de ciertos extremismos, sin atentar conta los postulados de la fe cristiana, por reducirse a simples mani– festaciones de carácter nacional y patriótico. Replicaban por su parte los francis– canos y dominicos que todo aquel ceremonial no rezumaba sino paganismo y culto supersticioso. Unos y otros contendientes apelaron a Roma, cuyo sobera– no pontífice, el papa Clemente XI, condenó, por decreto de 1704, los así llama– dos "ritos chinos". En 1709 se hizo pública la condena; y por la constitución apostólica "Ex illa die", de 19 de marzo de 1715, quedó definitivamente ratificada la tesis opuesta de la Santa Sede. Reaccionó el emperador Kangsi con el destierro de todos los misioneros católicos, prohibió la religión católica, mandó destruir sus iglesias y oratorios, exigió a sus súbditos la abjuración de la fe cristiaña y se desató en in– sensatas persecuciones 2 4. Quizá se encendió más su enojo contralos españoles porque el gobernador y capitán general de las Filipinas, conde de Lizarraga, había puesto coto a la emi– gración china, que estaba invadiendo el archipiélgo a escala de mercachifles 2 5. "NACIONISTAS" INQUIETOS Por el mismo derecho de patronato, y con el fin de que ciertos alborotos conventuales no degenerasen (por salpicaduras sobre el vecindario) en facciones y banderías, caso nada extraño en ultramar, hubo de intervenir más de una vez D. Martín de Ursúa y Arizmendi, personalmente o por medio de algún magis– trado de la Real Audiencia, a fuer de árbitro neutral, buen arbitrador y amigable componedor. El día 4 de agosto de 1711 se le presentaron los agustinos recoletos fray Francisco de Jesús María, fray Francisco de la Natividad, fray Felipe de Santa Ana y fray Diego de San Nicolás, con ánimo de denunciar la "difidencia" de su comisario provincial, fray Josef de Santa Gertrudis, recién llegado en el último galeón de Manila. Es natural del Principado de Cataluña; durante la travesía no 23. El conde de Lizarraga al rey. Manila 15 de julio de 1914. 24. MoNTALBAN, LLORCA Y VILLOSLADA, "Historia de la Iglesia Católica". Edad Moderna (1648-1951). Madrid, BAC, vol. 76; p. 169; p. 169-174. 25. CAYETANO ALCAZAll, "Los virreinatos en el siglo XVIII". Barcelona, Salvat, 1945; p. 454. 458 [18]

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