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quieran compartir, por un período de tiempo más o menos largo, nuestra vida. Alguien puede buscar mayor participación en nuestra vida a través de la oración, de la convivencia fraterna y del apostolado; otros piden ser admitidos para siempre a nuestra vida sin compartirla del todo mediante la profesión religiosa. Tanto unos como otros podrán ser acogidos, con los debidos permisos, precisamente porque nuestra caridad no debe encerrarse dentro de los límites de la casa, sino que debe abrirse con solicitud evangélica a las necesidades de los hombres de nuestro tiempo 39 • No podía faltar, precisamente en el contexto de la vida de fraternidad, una referencia a los hermanos sobre los medios de comunicación. Se invita a los superiores para que con tales medios procuren dar a conocer los hechos más relevantes de las fraterni– dades, de las provincias y de la Orden, para información y edificación de los hermanos. Sabiendo, sin embargo, lo peligrosos que pueden ser tales medios, especialmente la televisión y cierta prensa, se aconseja. usar de ellos con moderación y un criterio maduro de selección y evitar cuidadosamente aquellas cosas que son contrarias a la fe, a la moral y a la vida religiosa. Se recomienda que la fraternidad misma, reflexionando en común, bajo la direcci6n del superior, vele sobre el uso de tales medios, de tal modo que se salvaguarde al mismo tiempo la pobreza, la vida de oración, la unión fraterna, el trabajo y que dichos medios sirvan para el bien de todos 40 • Sentido de responsabilidad se pide también a los hermanos que deben realizar viajes. Quien ha elegido una vida pobre y fraterna, antes de pedir al superior el permiso para hacer un viaje, pondere en su conciencia los motivos "a la luz del estado de pobreza, de la vida espiritual y fraterna y también del ejemplo que debe dar al pueblo" 41 • 39 Cfr Const 89,1-4. 4 ° Cfr Const 90. 41 Const 91. 95

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