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salvaguardar esta perla preciosa confiada por Francisco a sus hermanos. Y por encima de las normas jurídicas, ello queda evidentemente claro en este número conclusivo del capítulo que cito completo: "Llamados a seguir el camino evangélico de la pobreza, acostum– brémonos a padecer escasez, a ejemplo de Cristo y teniendo presente que San Francisco quiso ser tan pobre que, despojado de todos los bienes materiales y de los lazos del corazón, se entregó totalmente en manos del Padre que cuida de nosotros. Y no queramos ser del número de los falsos pobres, que desean ser pobres pero a condición de que no les falte nada. Pensemos que la pobreza evangélica y su perfección consiste principalmente en la plena disponibilidad para con Dios y con los hombres. Por lo tanto, no nos apeguemos con afecto desordenado a los bienes terrenos, de forma que usemos de este mundo como si no lo usáramos, para gloria del Padre y utilidad de sus hijos" 26 • 26 Cfr Const 74. 79

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