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o eclesiástico" 6 • Debemos usar con agradecimiento a Dios de los bienes tempo– rales, compartiéndolos con los necesitados y "dando, al mismo tiempo, testimonio del recto uso de las cosas a los hombres que las ansían con avidez" 7 • 3. Nuestra pobreza Nuestra pobreza, tanto individual como comunitaria, para que sea auténtica debe ser pobreza interior, pero para ser "signo" debe tener también un rostro por el que se pueda reconocer 8 • Este rostro de la pobreza se reconoce en nosotros en el amor a los pobres que nos empuja a ser solidarios con ellos, con los pequeños de este mundo, compartiendo su condición, anunciando así lapresencia de Dios en medio de ellos; y, finalmente, educándolos en la esperanza de los bienes futuros, promoviendo su evolución social y cultural 9 • A este ideal de pobreza evangélica, cuya meta jamás podrá ser plenamente alcanzada, deberá esforzarse por tender, incesante– mente, la vida de cada uno de nosotros y de las fraternidades. Por eso las Constituciones para facilitarnos el compromiso de compar– tir y del ser solidarios, insisten a los hermanos en llevar en fraternidad una perfecta vida común en lo que respecta a la comida, el vestido y las demás cosas necesarias ya que todas las cosas pertenecen a la fraternidad. Y nadie debe lamentarse o sufrir por esto, sino que cada uno, voluntariamente, debe compartir con los demás lo que le dan a él personalmente 10 • Incluso, más todavía, los superiores "resplandezcan ante los hermanos por el ejemplo en la guarda de la pobreza y promuevan su observancia entre ellos" 11 • 6 Const 60,4. 7 Const 59,7. 1 Cfr Const 60,3. 9 Cfr 1:onst 59,5-8. 1 ° Cfr Const 59,5-8. 11 Const 61,1-2. 74

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