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El silencio no es simple ausencia de ruidos ni siquiera búsqueda de tranquilidadpara evitar molestias o fastidios, sino que es guarda del espíritu interior, respeto a los hermanos, tutela de una vida de auténtica oración, calma exterior que facilita el estudio y la reflexión 36 • El hombre que vive una profunda vida interior, dice Pablo VI, "ve en el tiempo de silencio como una exigencia del amor divino, y le es normalmente necesaria una cierta soledad para sentir a Dios que le 'habla al corazón'". Pero, continúa el Papa, "un silencio que fuese simplemente ausencia de ruido o de palabras, en el cual no podría templarse el alma, estaría evidentemente privado de todo valor espiritual y podría por el contrario servir de perjuicio a la caridad fraterna, si en aquel momento fuese urgente entrar en contacto con los demás. En cambio, la búsqueda de la intimidad con Dios lleva consigo la necesidad verdaderamente vital de un silencio de todo el ser, ya sea para quienes deben encontrar a Dios incluso en medio del estruen– do, ya sea para los contemplativos. La fe, la esperanza, un amor a Dios dispuesto a acoger los dones del Espíritu, como también un amor fraterno abierto al misterio de los demás, implican como exigencia propia una necesidad de silencio" 37 • La lectura espiritual, especialmente de la Sagrada Escritura es un medio eficaz para sentir la verdadera devoción y fomentar la experiencia de Dios. Los hermanos son invitados a ser particular– mente fieles a esta lectura. A cada provincia se le posibilita para que "dicte normas acerca de la lectura pública de la Sagrada Escritura, de la Regla, del Testamento y de las Constituciones y sobre la renovación de la profesión en común". "Es importante la motivación que se añade: "para no perder nunca de vista el camino y la vida que hemos profesado" 38 • 36 Cfr Const 57. 37 ET46. 38 Const 58,1-2. 70
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