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mental. Además en las fraternidades locales interpélese sobre la oración comunitaria y personal de los hermanos considerándose todos responsables de la oración común. Viviendo en un estado de oración sentiremos el deber de promover el espíritu de oración, co– mo fruto de un carisma particular de nuestra vocación capuchina 3°. e) Devociones particulares. Algunas devociones típicas de nuestra fraternidad se nos inculcan al invitarnos a dejarnos condu– cir por el Espíritu Santo, porque es el Espíritu derramado en nuestros corazones el que nos ayuda a crecer en la comunión con Dios y con los hermanos. Por eso se nos invita a venerar y a predicar: "de manera especial, los misterios de la humanidad de Cristo, ante todo el de la Navidad y de la Pasión, en los que San Francisco admiraba el amor y la humildad del Señor"; con particular devoción a María, la Virgen madre de Dios propagando su devoción en el pueblo, porque Ella es "camino para alcanzar el espíritu de Cristo pobre y crucificado"; con sentimiento de particularpiedad, veneremos aSan José, esposo castísimo de la Virgen María, a San Francisco, modelo de los menores, y a los santos, en particular a los nuestros, teniendo en cuenta que tal veneración esté siempre de acuerdo con el espíritu de la sagrada Liturgia y con las costumbres locales 31 • 4. Las casas de oración Todos nuestros conventos deben ser casas de oración: "Toda fraternidad debe ser verdaderamente una fraternidad de oración" 32 • Haciendo suyo la invitación dirigida a los predicadores por las Constituciones de 1536: "Cuando sientandebilitarse su espíritupor haber estado demasiado tiempo conversando con la gente, vuelvan a la soledad y allí permanezcan tanto tiempo hasta que, llenos de 30 Cfr Const 53,1-6. 31 Cfr Const 54,1-5. 32 Const 56,1. 68

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