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CAPITULO III Vida de oración de los hermanos (45-58) Este capítulo parecía a todos como demasiado descarnado y pobre de contenido, por eso fue ampliamente revisado y comple– tado con referencias a las características de nuestra oración fran– ciscana, teniendo en cuenta de modo particular los trabajos del II CPO, celebrado en Taizé en 1973, cuyo tema de estudio había sido la oración. l. Oración verdadera El capítulo comienza haciéndonos una descripción de la ora– ción. Esta nace de la moción del Espíritu Santo que lleva al hombre a ponerse interiormente a la escucha de la voz de Dios que habla al corazón 1 , voz que se deja oír de muchas maneras: en las criaturas que pueblan el universo, en los signos de los tiempos, en la vida y en el corazón de los hombres y, sobre todo, en la historia de la salvación a través de su Palabra 2 • La oración alcanza su fin cuando, respondiendo a Dios que nos habla, salimos de nuestro propio egoísmo, para unimos íntima– mente a Cristo nuestra vida, y llegar así a la comunión con Dios: es entonces cuando mantenemos realmente un "coloquio filial con el Padre, cuando vivimos a Cristo y oramos en su Espíritu, que clama en nuestro corazón: "¡Abbá, Padre!" 3 • Consagrado íntimamente al servicio de Dios mediante la profe– sión de los consejos evangélicos, el hermano capuchino se esfor– zará "por vivir fiel y constantemente esta vida de oración", culti– vando el espíritu, al cual todas las otras cosas deben servir, de tal 1 Cfr Const 45,1. 2 Cfr Const 45,2. 3 Const 45,5. 60

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