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mismo tiempo como un derecho- el comprometerse en la propia formación, ya que ésta no es otra cosa que la realización continua de nuestra vocación 61 • Recomendaciones Juan Pablo II hablaba así a los Provinciales Capuchinos Italia– nos: "La formación permanente se ha convertido en nuestros días en una cosa cada vez más urgente ynecesaria debido a los continuos cambios de nuestra edad, tanto en el campo civil como en el más estrictamente religioso, cambios que provocan 'un proceso de aceleración de la misma historia tan rápido que resulta difícil poderlo seguir por cada hombre' ... 62 • Todo esto exige un espíritu que esté al mismo tiempo más cerca de Dios y más cerca de los hombres, un ánimo atento a la voz del Espíritu, que habla en lo íntimo de las conciencias lo mismo que en los signos de los tiempos. Es necesario por tanto una vida espiritual vivida más profundamente y una preparación culturalque os capacite -a la luz del Evangelio y de la enseñanza de la Iglesia- para responder plenamente a vuestra vocación y para interpretar rectamente el mundo contemporáneo" 63 • La formación permanente, en su doble dimensión de conversión y de puesta aldía cultural yconstantemente, ha de tener como punto de mira una plena y coherente adhesión a la propia vocación. El mismo Pontífice el 20 de mayo de 1983, hablando a los participan– tes en el Capítulo General de la Tercera Orden Regular, afirmaba: "Sería inútil el esfuerzo de los Institutos Religiosos por una puesta al día de objetivos y metodologías, si no estuviese inspirado y acompañado de una profundización y una espiritualidad" 64 • Las Constituciones invitan a los superiores a considerar la 61 CfrConst42,1-2. 62 GS 5. 63 L' Osservatore Romano, 2,2 1984. 61 Cfr AOFMCap 99(1983) 93. 57
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