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que alimentarse de la lectura de la palabra de Dios, de la participa– ción activa en la liturgia, de la reflexión personal, de modo que se sientan cada vez más atraídos hacia la persona de Cristo, camino, verdad y vida. El conocimiento del espfritufranciscano no tanto teórico, sino basado, sobre todo, en la experiencia de la vida, adquirido median– te el estudio de la vida de San Francisco y de su pensamiento, de la historia y de las tradiciones genuinas de nuestraOrden, mediante la asimilación interior y práctica de la vida a la que han sido llamados. La vida fraterna, cultivada con particular diligencia en comu– nidad y con los demás hombres, viene a ser maestra para aprender a vivir cada día mejor una activa participación con la Iglesia 27 • Para favorecer este crecimiento "todas las etapas de la iniciación deben efectuarse en fraternidades especialmente idóneas para llevar nuestra vida e impartir la formación" 28 ; en efecto, "a toda la fraternidad, en cuanto que a ella pertenecen los candidatos, corres– ponde la tarea de la iniciación 29 : no obstante la dirección de ella debe confiarse "a hermanos que posean experiencia de la vida espiritual, fraterna y pastoral, ciencia, prudencia, discernimiento de espíritus y conocimiento de las almas" 30 • Los miembros de la fraternidad, conscientes de su responsabi– lidad en el compromiso de la formación, se sentirán luego estimu– lados a renovarse en el espíritu 31 y, cuando sean llamados a dar un juicio sobre la idoneidad de los candidatos, no podrán sino mani– festar su modo de comportarse con ellos y así establecer un proceso de verificación sobre la propia vida de fraternidad 32 • 27 Cfr Const 25,4-6. 21 Const 25,8. 29 Const 26,2. 30 Const 26,3. 31 Cfr Const 26,1. 32 Cfr Const 34,1. 50
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